Ni las peores expectativas podían vaticinar que ya este lunes, 19 de abril, Alcalá la Real fuera a superar la crítica barrera de los 1.000 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, establecida por la Junta de Andalucía como nivel a partir del cual debe decretarse el cierre de la actividad no esencial en el municipio. Los niveles de alerta volverán a revisarse el próximo jueves.
La progresión que sigue Alcalá en esta cuarta ola ya asombra a propios y extraños. Es algo vertiginoso, constante, imparable, desconcertante, lamentable. Algo que, por el momento, aún no ha tocado techo. Los niveles que nos parecían altos hace un par de semanas, se quedan ahora en mera anécdota. En tan solo tres días, Alcalá suma 76 contagios, un registro sin precedentes en 72 horas. La tasa sube 267 puntos desde el pasado viernes. La misma ha crecido un 46% en tan solo una semana y se ha más que doblado respecto a hace catorce días.
Son números sin parangón en la provincia. Alcalá vuelve a ser una excepción, un caso singular y extraño, completamente anormal, sobre todo en el contexto de los municipios más poblados. Sirvan algunos simples datos de ciudades similares o mayores: Martos presenta a día de hoy una tasa de 273, Jaén capital de 183, Úbeda de 189, incluso superamos a Linares, que se queda en 906. Alcalá concentra en el fin de semana el 16% de los contagios de toda la provincia, cuando solo supone el 3% de su población, y suma más de la mitad de los positivos de todo el distrito sanitario Jaén Sur. Alcalá multiplica casi por tres la incidencia acumulada de la provincia.
El adjetivo “preocupante” se queda ya muy corto para definir la situación. Alcalá ha batido su propio récord de casos activos, alcanzando ya los 442, por encima del peor registrado que se dio durante la segunda ola, el pasado otoño, cuando se rebasaron ligeramente los 400. Solo se han sumado nueve personas curadas en los tres últimos días. Por fortuna, el número de fallecidos se mantiene en 48.
Incluso peor es la situación en municipios limítrofes, aunque su población es mucho menor, lo cual otorga mayor gravedad al caso alcalaíno. En Castillo de Locubín, la incidencia, después de sumar 16 nuevos positivos, escala a 1.555. En cuanto a Frailes, después de producirse 19 nuevos contagios, su tasa alcanza los 2.649, lo que lo convierte en el segundo municipio con mayor tasa de la provincia, solo por detrás de Santiago-Pontones.