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Jueves 14/11/2024
 

Provincia de Cádiz

“¿Alguien se cree que Felipe VI era ajeno a los tejemanejes de su padre?”

José Antonio Barroso, ex alcalde de Puerto Real condenado en 2009 por llamar “corrupto” a Juan Carlos I, se reivindica y pide debatir sobre la República

Andaluc�a Informaci�n
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  • José Antonio Barroso, ex alcalde de Puerto Real, durante el acto por la República en Los Barrios, en 2008, donde llamó "corrupto" al rey. -
  • Lamenta “el papelón del Gobierno progresista” y duda que Unidas Podemos lidere el debate sobre el modelo de Estado

No matizó ante el juez ni una sola coma de su incendiario discurso durante el acto conmemorativo del 77 aniversario de la Republica en Los Barrios, en 2008, en el que llamó a don Juan Carlos “descendiente de traidores e hijo de la crápula”, entre otras cosas. El entonces alcalde de Puerto Real, José Antonio Barroso, condenado finalmente con una multa de 6.480 euros por injurias al rey por aquella intervención, aseguró, sin miedo a las consecuencias, aunque fuera a dar con sus huesos en la cárcel, que “se resistía a que lo pintaran como un dechado de virtudes” y sostuvo en numerosas declaraciones públicas antes de sentarse en el banquillo que “la Monarquía es de naturaleza corrupta”.

Doce años después, asegura que lo único que hizo fue poner ejemplos de la conducta licenciosa del jefe del Estado “que hoy se están comprobando como fehacientes” tras su precipitada salida al extranjero, acosado por las comprometedoras revelaciones de su amante y las investigaciones que apuntan supuestas irregularidades en sus finanzas. “Referí ejemplos como sus negocios, que incluso están al pie de la calle, sobre el carácter frívolo de este sujeto, que hacía que cuestiones de la seguridad del Estado estuvieran al pairo al estar en conocimiento de las señoras que acompañaban a Juan Carlos I en el tálamo, como puede ser la señora Bárbara Rey, o su relación con la satrapía alauí y saudí”, añade.

En plena resaca de la polémica por el secuestro de la revista El Jueves, cuya portada, en noviembre de 2007 mostraba una caricatura que mostraba a Don Felipe y a Doña Letizia manteniendo relaciones mientras él dice, a propósito del cheque-bebé: “¿Te das cuenta?, si te quedas preñada… ¡Esto va a ser lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida!”, Barroso ponía el foco en la necesidad de preguntar a las nuevas generaciones por el pacto del 78 y el modelo de Estado.

Era un debate que se tendría que haber abierto desde el primer momento, cuando los ruidos de sables empezaron a diluirse en el éter”, señala, cuando ya no era necesario salvaguardar  “aquellas cuestiones que quedaron pendiente en la forzada Transición democrática” y desaparecido “el riesgo que teníamos de que los espadones de nuevo volvieran a tomar el Congreso como lo hizo Pavía o como trató de hacerlo el bigotudo teniente coronel (Tejero)”.

Ahora, sostiene, cobra actualidad y urgencia, porque la conducta reprobable de don Juan Carlos afecta a todos los miembros de su familia. “La corrupción es transversal”, asegura, para preguntar, en primer lugar, por el caso Undargarín: “¿Realmente se cree alguien que la señora que yacía en el tálamo todos los días o casi todas las noches con ese señor, Cristina de Borbón, era ajena a los sucios manejos de su esposo? ¿No sabía de dónde procedían las ingentes cantidades de dinero que permitían, por ejemplo, expresiones obscenas como era su palacete de Pedralbes? ¿Realmente alguien se cree que Juan Carlos I no conocía los tejemanejes, los turbios negocios de su yerno?”.

Pero también apunta a la reina, a la que se refiere como “intocable” y que debería explicar “durante cuánto tiempo estuvo saliendo en avión supersónico a Londres para dormir en casa de su hermano Constantino, el rey descabezado que apoyó el golpe de Estado y la dictadura de los coroneles en Grecia, sencillamente porque ante la infidelidades continuadas de Juan Carlos I no quería estar bajo su mismo techo a la hora de dormir. ¿Cómo es posible que se pueda disponer del patrimonio público de esa manera?”.

Finalmente carga contra el actual monarca en los mismos términos: “¿Realmente alguien piensa que Felipe VI era totalmente ajeno cuando era príncipe de Asturias a los tejemanejes de su padre?”. “¿Que no pecara por acción, sí era conocedor y por tanto lo hacía por omisión”, agrega. Y vuelve a preguntarse si “¿realmente alguien piensa, como ha tratado de celebrar la prensa bovina y genuflexa, que es creíble que el rey Felipe VI diga que renuncia a la herencia de su padre cuando todo el mundo sabe, que no se puede hacer en vida?”.  “Sin embargo, ha aparecido como el gran valedor de la decencia cortando amarras con las prácticas borbónicas alguien que se ha atrevido a reírse del desconocimiento de la mayoría de los españoles en la materia”, denuncia.

No obstante, Barroso no es optimista. Señala la connivencia de “aquellos poderes públicos, aquellos medios de comunicación y aquellas asociaciones de naturaleza jurídica que no le han señalado como falso”, pero también advierte de que “no hay ni una sola actuación que tenga que ver con ingresos de naturaleza dudosa, fraudulenta o ilegal por parte de Juan Carlos I donde no haya participado algún representante de sociedades del Ibex-35 o alguna familia conspicua o algunos propietarios más que reconocidos por su manera estruendosa de vivir y cuyo día a día de vivir se refleja en las páginas del papel couché”, en referencia “a los Alcocer, Villar Mir o De la Rosa”.

En el frente estrictamente político, lamenta “el papelón del Gobierno progresista que se niega a decir dónde está un sujeto que ahora mismo no tiene la inviolabilidad que le daba el artículo 56.3 de la Constitución. El señor (Pedro) Sánchez se debe a los españoles y tiene que decir dónde está este sujeto en lugar de decir que es un viaje privado porque no es un viaje privado cualquiera”. Duda que Unidas Podemos vaya a accionar el mecanismo parlamentario para abordar este debate y critica que “trate de esconderse detrás de las dificultades de la Monarquía” para ocultar sus propios problemas con los tribunales.

Como fórmula, propone que “los ateneos republicanos pudieran convertirse en una especie de vehículo que replantearan el debate republicano”. “Podrían -detalla- celebrar un congreso constituyente donde participaran también todas aquellas organizaciones de naturaleza republicanas sin impedir, por supuesto, que puedan ser partidos o sindicatos que se consideran como tales, podrían ser los que podían canalizar esto”. Tanto de izquierda como de derechas. Conseguida la República, Barroso asegura que está dispuesto a renunciar a la bandera tricolor si fuera necesario, en favor de una rojaigualda sin corona, porque no es cuestión de símbolos. Ya defendió este camino. Lo hizo también durante el tiempo que sufrió el proceso judicial, instruido por el actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, pero la polémica y la condena, relata, le hicieron caer en desgracia y sufrir una campaña de acoso que doce años después le sigue doliendo “en su corazón herido”.

“No existe la sangre azul, la historia de los Borbones está llena de inmoralidad”

José Antonio Barroso lamenta la falta empaque de los líderes de Unidas Podemos para abordar el debate en torno a la Monarquía. A lo más que ha llegado Teresa Rodríguez, dice, “es a llamar pichabrava a Juan Carlos I”. Y así, asegura, es imposible.

El ex alcalde de Puerto Real, tubero, resume los 500 años de reinados de las dos dinastías extranjeras sin tomar aire siquiera. Con dos brochazos, traza el retrato de cada uno de ellos para concluir que, en el caso de los Borbones, absolutamente “toda su historia es despreciable”.

“No existe la sangre azul, todo está lleno de infectos, de promiscuidad, inmoralidad, de latrocinio, de homicidios”, agrega. “Es necesario que se levanten todas las alfombras de la historia de los Borbones que están tapando la podredumbre que les ha caracterizado” durante siglos, remacha.

Finalmente segura que la marcha del rey emérito al extranjero “es muy propio de su condición” de Borbón, “cobarde porque lo han sido históricamente, ladrones, porque históricamente lo han sido, y gente de un nivel de moralidad y ético que no está solo por el suelo, sino por el subsuelo”.

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