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“No atendía a razones; me dijo que me iba a arrancar la cabeza”

Los dos sanitarios del centro de salud de La Milagrosa relatan el ataque verbal y el intento de agresión sufridos hace una semana

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  • Los profesionales sanitarios se concentran para pedir un vigilante de seguridad las 24 horas del día los 365 días del año

Más de una treintena de profesionales sanitarios se concentraron este miércoles a las puertas del centro de salud de La Milagrosa para reclamar medidas de seguridad contra los ataques verbales y físicos que vienen sufriendo durante el ejercicio de sus funciones. El último episodio tuvo lugar hace una semana, en el turno de noche, cuando un celador-conductor y un enfermero sufrieron un intento de agresión por parte de un usuario que obligó incluso a uno de ellos a encerrarse en un cuarto para protegerse. Los dos se encontraban entre los asistentes, que portaban pancartas reivindicativas con el mensaje “Nada justifica una agresión”. Aunque prefieren preservar su identidad, no tuvieron problema en narrar en primera persona el suceso del que fueron víctimas, que ha sido la gota que ha colmado el vaso para que las secciones sindicales estallen y exijan la presencia continuada de un vigilante de seguridad “las 24 horas del día y los 365 días del año”. Hasta ahora, este centro en concreto, sólo dispone de un vigilante de seguridad los fines de semana  de doce del mediodía a doce de la noche, dejando sin esta cobertura los días entre semana, en unas dependencias donde el servicio extrahospitalario de Urgencias funciona de ocho de la tarde a ocho de la mañana.

En ese turno se encontraban los dos profesionales afectados, cuando un individuo se presentó en el centro pasadas las 23.30 horas con el puño ensangrentado y exigiendo a gritos ser atendido. “No atendía a razones, le pedí el DNI para meterlo en la base de datos, pero me dijo que le teníamos que atender ya y en una de estas se fue corriendo para el enfermero, al que le levantó la mano y le dijo que le iba a dar un puñetazo”, relata el celador. Fue entonces cuando este último le advirtió que iba a llamar a la Policía, lo cual lo puso más violento todavía. “Se vino para mí y me dijo que me iba a arrancar la cabeza, que me iba a matar,  y me metí en el cuarto”. Mientras tanto, fuera, el detenido tiró un ordenador, y la emprendió con las mamparas “a puñetazos”.  

Afortunadamente, no hubo que lamentar daños personales y, tras salir huyendo, fue detenido por la Policía al poco tiempo, pero estos profesionales reconocen que trabajan “con miedo” y más después de este incidente. Se sienten vendidos. “La verdad es que por la noche cuando veo la puerta no sé lo que me voy a encontrar; puede aparecer en cualquier cualquier momento. Además, es inimputable -señala para referirse a la enfermedad mental del presunto agresor- con lo que se puede presentar aquí cuando quiera”, indica.

Su compañero, enfermero, que también sufrió esta violencia verbal, pide soluciones. Tiene claro que “no se deberían de dar las condiciones para que esto ocurra; es una experiencia muy desagradable. Intenté solucionarlo, intenté calmarlo, con mucha pacienci... Él (por el celador), se llevó la peor parte. No deberíamos de pasar por esto”, manifiesta. 

“No nos merecemos solo aplausos”

Los sanitarios estaban convocados por distintas secciones sindicales, que se unieron para reclamar medidas para frenar unos episodios que van a más. José María Lobatón, delegado de UGT, habló en nombre de los sindicatos de esta convocatoria “compartida” y dejó claro que los sanitarios, “y más después de esta pandemia que hemos sufrido”,  no nos merecemos solo aplausos sino medios para hacer un trabajo digno y con seguridad”. 

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