El pasado 20 de febrero, la estudiante de la Universidad de Sevilla que ayer se confirmó que es uno de los nuevos casos de coronavirus en Sevilla cogió un avión en dirección a Italia con el fin de hacer junto a sus amigas una ruta por las ciudades de Verona, Bérgamo y Milán, siendo esta última actual foco europeo de coronavirus. Las chicas trataron de tomar precauciones comprando mascarillas, pero les fue "imposible, estaban agotadas", y se conformaron comprando gel desinfectante para manos. “La alarma que en ese momento difundían los medios de comunicación en España era enormemente más grande que la realidad que se vivía allí… No sé si sería exageración por parte de los medios españoles o tranquilidad por parte de los medios italianos", explica esta joven en declaraciones a este medio de comunicación. "Peor que el coronavirus es que la gente se entere de que lo tienes", apostilla esta Loreto Pérez.
A los días del regreso a España, la estudiante comenzó a presentar ciertos síntomas leves tales como mocos, tos y enfriamiento. Preocupada por su madre, quien padece asma, y por sus abuelos, quienes por su edad pueden considerarse personas en riesgo de contagio, decidió llamar a los medios sanitarios para informar de su situación. El pasado martes, el Departamento de Epidemología se puso en contacto con ella para llevar a cabo las necesarias pruebas del virus, las cuales tras 24 horas de estudio, obtuvieron el resultado positivo. Tanto para ella como para sus familiares y amigos, la noticia fue inesperada: “Preferí llamar para tener la conciencia tranquila. De todas formas, yo ponía la mano en el fuego porque la prueba que me hicieran iba a dar negativo, me sorprendió el resultado.” añade. A pesar de ello, este diagnóstico no está completo, ya que para la confirmación del virus, dichas pruebas deben pasar un segundo análisis, en el cual ya están trabajando expertos de Madrid.
Tomando cartas en el asunto, Sanidad ha llevado a cabo un protocolo de aislamiento. La estudiante se encuentra en su casa, pero se mantiene sin salir de su habitación, utilizando un baño propio y haciendo continuo uso de mascarillas y desinfectante, con el fin de no extender el virus, en especial a sus abuelos con los que vive en su casa. Además, con esa misma intención de parar la propagación, la joven tuvo que pasar un listado de gente con la que tuvo contacto en estos últimos días, personas a quienes han llamado y se mantienen controlados. “No sé si les van a realizar las pruebas a todos ellos porque supongo que dependiendo de los síntomas que presenten Sanidad decidirá qué protocolo tomar” explica.
“Los síntomas precisamente no es lo que más alarma la verdad, mi peor síntoma es estar sin salir de casa. Para mí es como un día que te levantas con el cuerpo tonto, te duelen los músculos y te tomas un paracetamol. La histeria no es la solución, hay que estar calmado. De hecho, a mí me tienen tranquilísima los médicos que me están controlando. Sólo hay que tener cuidado con la gente de riesgo” añade la chica, quién además critica y califica a los medios de comunicación de sensacionalistas y de crear alarmismo al tratar este tema.
