Una legislatura después el expediente x llamado Pozos Dulces continúa abriendo debates encendidos ante la pésima gestión realizada en torno a unas obras que no solo se han eternizado en el tiempo, sino que nadie a día de hoy se atreve a asegurar ya nada de cuál será su futuro a partir de ahora, en unas obras que están paradas y a la espera de liquidez para volver a reanudar las obras paradas ya desde después de la celebración de las elecciones municipales.
El acuerdo tácito entre la Alcaldía y la empresa constructora llegaba, precisamente, hasta que la cita electoral se celebrase y la actividad laboral, al menos visual, fuera de ciertos movimientos más de cara a la galería que en continuar ejecutando unas obras que no avanzaron absolutamente nada.
La continuidad de éstas pasan inexorablemente en la financiación para finiquitarlas y la intención de Gyocivil es clara: sin dinero, unos dos millones de euros, la última fase para su acabado no comenzará. Una tesitura que vuelve a poner sobre la mesa el coste real de la obra, su gestión y las eternas dudas que han sembrado desde el día que se abrió la zona en canal.
Interminable
Las 400 plazas que saldrían del aparcamiento subterráneo, con modificación de proyecto incluída (se adelantaron que serían tres plantas y se van a quedar en dos), son sin duda las más costosas y laboriosas que se recuerdan.
El 22 de abril se celebró la Comisión de Seguimiento de las obras del aparcamiento subterráneo de Pozos Dulces tras instarlo el Pleno para conocer unas obras que demandaban explicaciones.
Historia de un desastre infinito
En 2014 la explanada que servía de aparcamiento es levantado. El 9 de junio de 2016 David de la Encina, entonces alcalde, cesaba del Gobierno al socio Levantemos El Puerto al negarse éste a la firma de la licencia de obras. En su ruptura declaraba que se había hecho “lo posible y lo imposible humanamente” para pararlo. 17 de noviembre de 2016 comienzan las obras del aparcamiento con el desbroce y limpieza de la zona. El 22 de abril se anuncia en la Mesa de Seguimiento que en la segunda quincena de mayo se abriría al tráfico una vez colocada la plataforma de la superficie y vaciar la tierra sobrante para acabar así tanto la zona como empezar la urbanización del paseo fluvial que uniría con el Parque Calderón. Se prometió igualmente que en diciembre de 2019 podría acabar el aparcamiento, que suma ya su cuarto año de obras y sin que las perspectivas son halagüeñas.