La situación vivida entre la comunidad de Cataluña y España lleva varios años atesorando la actualidad de este país. Ello conlleva que, lógicamente, cada uno tenga su propia opinión y la muestre, a veces incluso desde la total desinformación. Esta situación llega hasta el propio deporte rey, el fútbol. “Un alumno del colegio en el que trabajo me dijo: Maestro, necesito un equipo nuevo de fútbol, porque el Barcelona ya no me gusta”, cuenta Juan Rodríguez, profesor de educación física del colegio Emilio Prados, situado en el Barrio de Cerro-Amate.
Éste fue el punto de inflexión para que Rodríguez se diera cuenta del efecto que estaba teniendo la situación con Cataluña, incluso sobre la mente de los niños. “Por ello quise mediar, desde la cultura y el deporte, y se me ocurrió la idea de los Castellers. Busqué sobre la materia y me puse en contacto con personas catalanas, hasta que me llegó la oferta de Marc Ruiz, presidente de los Castellers en Cataluña, y Lola Nogueras, que se dispusieron a venir desde su ciudad hasta Sevilla para enseñar a los niños esta fantástica tradición”, explica Rodríguez.
Aunque este profesor no pudiera llevar a cabo la propuesta en su colegio, sí lo hizo a través de un instituto vecino, el IES Diamantino García Acosta. Este instituto lleva cinco años realizando proyectos relacionados con la concienciación del medio ambiente o la igualdad de género, entre otros temas. Este año el propio centro quería tratar la paz. Por ello se inició esta actividad, en la que Marc Ruiz, en primer lugar, mostró una parte teórica a los alumnos de 2º y 3º de ESO de este centro en la que les explicaba, mediante vídeos, el trabajo y la estructura necesaria para poder realizar un casteller.
El profesor encargado de capitanear esta actividad en el Diamantino ha sido César Rivas y la experiencia, según relata Juan Rodríguez, les ha llevado a resaltar que antes de la llegada de Marc y Lola, “la visión de estos niños estaba formada por la desinformación. Sus creencias se basaban en que en Cataluña había un problema, que los catalanes eran malos y que querían destrozar España”. Tras realizar esta actividad, en la que ellos mismos hicieron un castell, y comprobar los valores que éste transmite y el trabajo en equipo, “la visión superficial y de oída que tenían los niños anteriormente, cambió bastante”, afirma Rodríguez.
La mayoría de estos alumnos nunca habían visto un castell, y los que lo habían hecho había sido a través de la televisión, de forma puntual. Por ello, según Rodríguez, “la sensación que dejó la actividad fue muy positiva y estos se marcharon a sus casas muy contentos. La experiencia fue muy gratificante”, aseguran desde el instituto. Además, añade, “cuando los niños ven que una persona ha sido capaz de divertirse de esa forma con ellos, enseñarle el trabajo en grupo y los valores que tienen los casteller, y que además es capaz de venir desde Cataluña pagándose su propio billete de avión y hotel, la opinión inicial cambia muchísimo y entienden que los de Cataluña son personas igualmente buenas que las de Sevilla”.
Finalmente, el IES Diamantino García Acosta cumplió su objetivo, que no era otro que “luchar por la paz, a través de conseguir que los niños crecieran en valores, que mejoren su capacidad crítica y que tengan las herramientas necesarias para no dejarse engañar”, concluyen desde los inspiradores de la iniciativa.