La decisión de la junta de tratamiento de Puerto III de solicitar ante la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, en Madrid, el tercer grado para el ex alcalde Pedro Pacheco, después de casi tres años y medio en prisión no fue unánime, sino que dividió a sus miembros. Según apuntan fuentes penitenciarias a este periódico, las votaciones por parte del equipo que integra el órgano encargado de estudiar la situación de cada interno, su clasificación y el tratamiento a aplicar, estuvieron tan “reñidas” que fue el propio director de Puerto III, Miguel Ángel Rodríguez, quien finalmente tuvo la última palabra a favor del ex regidor de Jerez.
El responsable del centro penitenciario acabó ejerciendo su voto de calidad (que vale doble) al producirse un empate, decantándose a favor de la petición del régimen de semilibertad para Pacheco, que cumple condena desde el 24 de octubre de 2014. Una determinación que, según las mismas fuentes consultadas, no ha dejado de sorprender en las propias dependencias carcelarias a juzgar por los “desencuentros” que han protagonizado el ex alcalde y el director de Puerto III, hasta el punto de culminar con el traslado del módulo 12 -en el que el histórico líder andalucista ha permanecido desde su ingreso en prisión- al número 8 a raíz de un registro sorpresa en su celda que instituciones penitenciarias justificó en el hallazgo de un crucifijo susceptible de arma, varios libros y una almohada de más.
En medio de este episodio, que se zanjó con el regreso al módulo 12 dos meses después, llegó una concentración de amigos, simpatizantes y familiares de Pacheco ante el Ayuntamiento para reclamar un trato igualitario y un trasfondo: los logros de que fuera alcalde durante más de dos décadas al frente de la asesoría legal de la que se ha encargado desde que ingresara en prisión.
Paralelamente, el propio senador del PSOE por la provincia, Francisco González Cabaña preguntaba en el Senado por el traslado de módulo y lamentaba públicamente que Pacheco estuviera “pagando una doble condena: la justicia y las medidas penitenciarias”. "De tenerlo crucificado han pasado a pedirle el tercer grado. Es muy raro todo”, señalan las mismas fuentes consultadas.