El pasado martes se superó en el planeta las 410 partes por millón de anhídrido carbónico, algo que no ocurría desde el Eoceno. Llevamos más de 600 meses de calor por encima de lo normal, en paralelo con el ascenso de aquel gas de efecto invernadero en su mayor parte producido por la quema de combustibles fósiles. Las consecuencias de esto serán un aumento del nivel del mar, una acidificación de los océanos y un aumento de los episodios de calor extremo, entre otros efectos básicos que se manifestarán de manera notable en nuestra vida cotidiana. Pero además, todos estos impactos durarán más tiempo y se intensificarán en el futuro, incluso si suspendemos ahora las emisiones de carbono. Pero para el presidente de los Estados Unidos es algo baladí, su torre en donde encierra sus secretos y sus negocios es demasiado alta, y por ello ha decidido acelerar aún más el proceso liberalizando las emisiones.
En el Eoceno, hace 50 millones de años, las tasas de carbono en la atmósfera eran similares a las alcanzadas hoy, produciendo también un calentamiento global. La reacción no se dejó esperar y lo imprevisible sucedió. El más pequeño de los helechos que vivía flotando en las aguas,asociado a una diminuta alga azulada colonizó todo el Ártico. La plantita se expandiócomo una alfombra verde de cuatro millones de kilómetros cuadrados por todos los mares del hemisferio norte. El Evento Azolla, como se le conoce, duró cerca de un millón de años, durante los cuales el helecho mosquito se dedicó a metabolizar todo el gas invernadero y con ello provocar un enfriamiento tan rápido del planeta que por primera vez aparecieron los casquetes polares y a continuación las glaciaciones.
Esto que quede entre nosotros. Es el gran secreto de la Naturaleza para combatir sus pérfidas intenciones. Que no se entere Donald Trump. De saberlo seguro que le declararía la guerra a la pequeña planta. Una guerraque seguro perdería el magnate, porque la capacidad de actuar del helecho mosquito es mayor que la de su cerebro.
