El portavoz de IU en el Ayuntamiento de Sevilla, Daniel González Rojas, ha dejado claro este miércoles que el autobús de la organización Hazte Oír no es "libertad de expresión" sino un "discurso del odio", un vehículo que llegaba a media mañana a la capital de Andalucía y que "la movilización social ha conseguido que se vuelva por donde vino".
Rojas ha participado junto al coordinador local de IU, Ismael Sánchez, tanto en la movilización del Ayuntamiento de Sevilla como en la que se ha llevado a cabo a las puertas del Palacio de San Telmo contra la presencia de este autobús en Sevilla.
A través de una entrada en su blog, recogida por Europa Press, el concejal de la federación de izquierdas ha lamentado, además, que el gobierno local del socialista Juan Espadas se haya quedado "en la foto" de la concentración frente al Ayuntamiento "sin poner las herramientas que tiene para impedir la llegada del autobús, como sí han hecho en otras ciudades".
"El bus del odio, ese vehículo naranja fletado por la organización ultracatólica de Hazte Oír, quiere esconderse detrás de la 'libertad de expresión'. Hablan de libertad de expresión cuando en realidad lo que quieren es permisividad para difundir su discurso del odio. Y por ahí no podemos pasar", advierte.
Rojas pone en valor que todos los grupos municipales, a través de una declaración institucional, han señalado al autobús como 'non grato' porque "negar la identidad de las personas trans, especialmente de niños y niñas, merece el rechazo".
Para el edil, utilizar el 'bullying' como nuevo lema del autobús y pedir "'respeto para todos' es una desvergüenza y se ríen de tantos jóvenes que sufren acoso escolar por sentirse de forma diferente o por querer diferente". "Algunos niños tienen vulva, algunas niñas tienen pene, a algunos niños les gustan los niños y otras niñas tienen novia. Negar esto, es negar la realidad", afirma.
En este marco, añade que pasearse por la ciudad difundiendo este discurso o utilizar espacios públicos para "atacar la diversidad no puede ser respetable". "La libertad de expresión acaba donde comienza el fomento del odio, que no nos engañen", concluye.