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El Puerto Cofrade

Jesús de los Afligidos

La Hermandad cuida a esta imagen con mimo a sabiendas de la devoción que despierta

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  • AFLIGIDOS. -

De todos o de casi todos es conocida la historia del titular de esta hermandad Nuestro Padre Jesús de los Afligidos, que cada madrugada de Viernes Santo salía en devoto Vía Cruces desde la actual Iglesia de San Francisco hasta la ermita del Calvario cercana al actual Monasterio de la Victoria.
Esto acaecía a mediados del s: XVI, en 1778 se incorpora al Vía Cruces una dolorosa, de ésta primitiva Virgen nunca se supo nada más. Este Vía Cruces durara hasta 1868 cuando es declarada la expulsión de los Jesuitas.
Esta imágenes van a parar al actual convento de las Concepcionistas. De estos últimos Vía Crucis queda constancia por las distintas cruces que aún perduran en la actual calle Cruces, de ahí su nombre.
El recorrido que se hacía en esos últimos años era desde San Francisco hasta la Ermita de Santa Clara.
De aquella época es cuando se le denomina al Nazareno con el apodo del ¨Greñuo¨, por su larga cabellera muy al uso en aquella época.
Hay empieza la devoción por esta talla que continúa en la actualidad. Es en 1955 cuando un grupo de jóvenes fundan en la capilla del Hospital de San Juan de Dios la que es corporación actual del Lunes Santo portuense -que no porteño-. Nuestro Padre Jesús de los Afligidos porta la cruz, camino del Calvario.
Es a partir de 1956 cuando es acompañado por Simón de Cirine, obra del autor jerezano Francisco Pinto. Serenidad y resignación se reflejan en el rostro de este Nazareno de ojos grandes y mirada dulce.
De su autoría poco sabemos, ya que no existe documentación alguna al respecto.
De lo que no cabe duda es que si ésta es la imagen que realizaba aquellos Vía Crucis, y parecer que es así, no cabe duda que su autoría sea anterior a 1630, que sea cuando la VOT (Venerable Orden Tercera) de San Francisco inicia dichas procesiones.
Muchos autores ven su procedencia en la escuela genovesa, tan arraigada en aquella época en Cádiz.
Lo cierto es que desde siempre ha sido una imagen muy devota y querida en nuestra ciudad, como demuestra casi a diario la multitud fieles que se acercan a su coqueta capilla para rezarle o llevarle flores.
Lo cierto es que conmueve cada Lunes Santo al atardecer su salida desde la estrechez de la puerta de su templo.
La Hermandad cuida a esta imagen con mimo a sabiendas de la devoción que despierta y cada besapies y culto que le hacen está rodeado de una gran sencillez y gusto. Sencillez que enlaza con sus antecedentes franciscanos, titulo éste que la Junta de Gobierno consiguió hace unos años para su Hermandad.

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