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Un caluroso ‘paseo’ al grito de presidente y por palmas

Ni los 35 grados ni el agolpamiento de militantes y simpatizantes fueron impedimento para acercarse al ‘presi’ y saludarle

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  • Mariano Rajoy, en plaza Esteve -

“¿Están dando dinero?”, preguntaba un ciudadano inmigrante intrigado por tanto revuelo en Doña Blanca a pleno sol y con más de 35 grados a media mañana. El responsable del baño de masas no era otro que Mariano Rajoy. “Presi”, “presidente”,  y hasta “primo” le llegaron a llamar  ayer los simpatizantes y militantes que se congregaron en el centro para ver en persona al actual presidente del Gobierno en funciones y candidato del PP. No iba a caer esa breva -la de que repartieran dinero- pero sí la de hacerse un selfie con él, que no todos van a ser para Pedro Sánchez, y saludarle con la mano y los dos besos si hacía falta.

Fueron apenas 30 minutos, entre que Rajoy se bajó del coche oficial en la escalinata del Villamarta,  y exclamó un irónico “Aquí hace frío, oye” hasta que recorrió Doña Blanca y regresó al coche que le esperaba en la Plaza Esteve. Poco más de 130 metros. No era lo previsto. La idea era que visitara el Mercado de Abastos, donde algunos como Teresa, del puesto del pan, “le tenía preparada su botellita de agua” mientras sus “vecinos” de enfrente habían cortado “una tapita de jamón”. “Nos ha dejado con la cara partía, porque en persona nunca lo había visto y estábamos ilusionados. Además, le iba a decir: Mariano que sepa usted que va a salir”. No pudo ser. En la calle Unión la cosa se alargó más de la cuenta, entre las fotos, las palmas por bulerías, como no podía ser de otra manera, y los improvisados encuentros y sus consecuentes paradas. 

Especialmente cariñoso fue Rajoy con Antonia Castro, la madre de Juan Holgado, doblemente contenta tras las últimas diligencias ordenadas por el juez en el caso de su hijo y por haber podido conocerle. “Me ha ha dicho que están todos conmigo. Lo vamos a lograr”.  El sol seguía apretando fuerte, no eran más que las doce y cuarto del mediodía, pero muchas señoras mayores no querían perderse por nada del mundo “verle de cerca”. Con este propósito, tiraron de abanico, y hasta del perro, al que una de ellas no dudó en refrescar en sus brazos no fuera a ser que tanta curiosidad le costara un disgusto. Mientras tanto, el  líder del PP seguía su procesión al grito de “Mariano presidente, te quiere la gente” o “presidente, presidente”, al tiempo que algunos le pedían “más trabajo y menos recortes”.

Eso sí, antes de irse sí pudo saludar a una representación de los vendedores de la Plaza de Abastos. “Nos ha pedido disculpas, señalando a la gente, y nos ha dicho que estamos en contacto. El hombre tenía cara de susto”, explicaba uno de ellos. Y es que hasta el momento de entrar en el coche, sus seguidores apuraron para garantizarse la foto, como fue el caso de una anciana, eufórica por haberlo conseguido. “Ay qué alegría mamá, lo has logrado”.

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