Luchador incansable contra el amenazante fibrocemento, el activista y librero Francisco Puche lidera la plataforma Málaga Amianto Cero, desde donde hace frente al gravísimo problema que representa este material peligroso para la salud, especialmente es el causante de un tipo de cáncer muy específico, el mesotelioma. Habla claro y alto. Reclama la erradicación total de estas uralitas, sobre todo del paisaje de los colegios, institutos y guarderías.
¿Qué es el amianto y dónde se encuentra?
–En Málaga la gente lo conoce como uralita, aunque muchos desconocen este término. El amianto es un mineral que existe en la naturaleza y se extrae. Se utiliza para la elaboración de depósitos, tuberías , tejados ondulados, aislante, sirve como tela, tejido, como junta de conexión, como suelo. Es un producto que durante cien años se ha utilizado mucho en la construcción y la industria.
En España está prohibido desde el año 2001, pero este peligroso material sigue presente en nuestras vidas.
–Desde mediados de los 50 se empezó a demostrar que era un cancerígeno muy potente, empezaron las luchas en los países y con ellas las prohibiciones. Es uno de los pocos materiales que está totalmente prohibido. En 55 países está prohibida totalmente su extracción de la naturaleza y su aplicación en la industria. Su categoría como cancerígeno está más que demostrada. En 1977, la OMS dijo que era un cancerígeno de tipo I, el más agresivo para los seres humanos. Desde hace mucho se sabe de su peligrosidad. En España está prohibido desde 2001, pero queda el problema del amianto residual, el que está instalado en las casas, las carreteras, en los edificios y en la industria, que está cifrado en 2,5 millones de toneladas de amianto. Mucho se retiró de mala manera y está en las escombreras. En Málaga hay mucho. Toda construcción que se hiciera antes del 2000 llevaba amianto de alguna manera. Del amianto que se ha consumido en el siglo XX van a morir diez millones de personas en el mundo. Será una de las epidemias más importantes de la historia de la Humanidad. Ha habido una enorme conspiración del silencio.
Si es tan dañino, ¿por qué no se retira?
–Porque es muy caro. En 2006 salió una normativa que establecía que su retirada debe hacerse por una empresa especializada, los trabajadores tienen que estar muy protegidos, la zona debe quedar limpia de amianto y se debe fijar una zona de seguridad para que la gente sepa por dónde transita. Todo esto hace que retirarlo sea muy costoso y, claro, la Administración no quiere acometerlo. El Parlamento Europeo exige una retirada antes del 2030 de forma controlada y empezando por los lugares más delicados, los colegios.
¿Cuál es la labor que desarrolla la plataforma?
–Amianto Cero desarrolla una labor de concienciación entre los diferentes sectores de población. Es un tema desagradable que constantemente supone un enfrentamiento con la Administración, la cual no quiere saber nada de esto; no quieren oír nada. Lo primero que hacen las instituciones es descalificarnos; dicen que no somos expertos, pero a estas charlas nos invitan los padres. Lo más llamativo es que nos impiden ir a los colegios, presionan a las Ampas para que no vayamos; así pasó en Ronda la semana pasada. Esto es una bola de nieve que ya está rodando y la Administración tiene que ponerse en ello cuanto antes, porque se va a encontrar con problemas graves. Todo el mundo va a querer a la vez que le retiren el material. Por ello, la Administración tiene que elaborar un programa de desmantelamiento y retirar primero el más urgente. En vez de luchar por la salud de los niños, nuestros políticos se han dedicado a saquear el país y, claro, no hay dinero. Ya en Valencia se está exigiendo su retirada en un plazo breve. En Andalucía quieren hacer la vista gorda, que esto no es peligroso, que es exagerado… Es un problema gravísimo de salud pública, pero está localizado y se puede resolver.
¿En Málaga qué se está haciendo?
–En Málaga se está empezando a afrontar el asunto. Se han aprobado dos mociones, una en el Ayuntamiento y otra en la Diputación, en las que se pone de manifiesto la necesidad de elaborar un inventario de estos lugares, después diagnosticar el estado en que se encuentran y elaborar un plan seguro de retirada.