En Sevilla capital hace 53 meses consecutivos en los que el paro nunca baja de 80.000 personas. Si el efecto estadístico de los últimos tiempos se cumple en febrero, uno de los tres meses en que de un tiempo a esta parte siempre sube el desempleo, al acabar este mes es muy probable que acumulemos cuatro años y medio seguidos con ese dramático registro de los 80.000 desempleados, equivalentes a uno de cada nueve sevillanos.
La declaración de quiebra, tras 158 años de actividad, de Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión de Estados Unidos, el 15 de septiembre de 2008 es considerada como la fecha oficial del inicio de la peor crisis económica de la historia reciente, cuyas consecuencias aún padecemos.
La secuela de la crisis, el paro, se desata en Sevilla capital con mayor intensidad tres años después, en septiembre de 2011. Tan sólo al cabo de un trimestre de la toma de posesión de Zoido, que paradójicamente había prometido convertirse en el alcalde del empleo, el paro se incrementa de golpe en 2.645 personas y rebasa la barrera de los 80.000 (80.470), de la que no ha bajado desde entonces.
Esa cifra de 2.645 nuevos parados en un mes tampoco ha sido superada, siendo la más aproximada los 2.449 de enero de 2014.
Aquel mismo año de 2011 fue cuando se registró la cifra de parados más cercana a esa barrera psicológica de las ocho decenas de millar: los 81.135 parados de diciembre.
Los peores meses
En estos casi cuatro años y medio, el drama del desempleo se ha agudizado en nueve meses distintos (el 17% del total), al superarse los 90.000 parados. El pico más alto en este sentido se alcanzó en marzo de 2014, cuando se registraron 91.925 sevillanos sin ocupación tras un periodo de cinco meses seguidos (con la excepción de diciembre de 2013) por encima de esa dramática cifra, que hizo temer que íbamos camino de los 100.000.
El repunte fue aún peor de lo esperado, ya que previamente se había producido la mejor racha de caída del paro de toda la serie: seis meses consecutivos, de marzo a agosto de 2013. Esa racha positiva, a su vez había sucedido a la peor negativa, cuando hubo cuatro meses de continuo crecimiento del desempleo, entre agosto y noviembre de 2012.
La estadística refleja algunas tendencias que parecen consolidadas. Así, los inicios de cada año suelen ser los peores, ya que en enero y febrero siempre sube el paro. Llevamos cinco enero y cuatro febrero consecutivos con crecimiento del desempleo. El tercer mes peor, en el que también suele subir el paro, es septiembre. También llevamos cinco consecutivos negativos. Por tanto, los meses posteriores a las vacaciones de verano (sólo en octubre del año pasado se rompió esa tendencia) y la época navideña (enero y febrero) suelen traer malas noticias económicas para la ciudad.
Los mejores
Por el contrario, los meses previos a los anteriormente citados son los mejores a efectos de ocupación. Son aquellos en los que siempre baja el número de parados. Diciembre es el mejor en este sentido, con diferencia. En el último lustro ha habido tres diciembre en los que más de dos mil personas han salido de las listas del paro. El mejor mes de la serie analizada fue diciembre de hace dos años (2014), con 2.514 desempleados menos.
El segundo mejor mes del calendario es abril, en el que tampoco ha subido nunca el paro en el periodo estudiado. Está claro el efecto de la Navidad en diciembre y de la Feria en abril para que éstos sean los dos meses donde siempre baja el paro en Sevilla, cuya economía es claramente estacional o dependiente de las fiestas.
Y los otros dos mejores meses, en los que siempre baja el paro, son junio y julio, cuando antiguamente el turismo huía en esas fechas de Sevilla por miedo al calor y se consideraban parte de la temporada baja turística. Ahora se ha invertido la tendencia, en parte por un clima no tan extremo en los últimos años, con temperaturas más soportables para los forasteros y donde no ha habido esos periodos de hasta diez días seguidos con más de 40 grados, que ponían a Sevilla abriendo la sección meteorológica en los telediarios.
En los meses restantes del almanaque no hay una pauta determinada. Hay años en los que baja el paro y otros en que sube, en función de la fecha de celebración de la Semana Santa (caso de marzo) y de la Feria (cuando la programan entrada o directamente en mayo para aprovechar el efecto de las fiestas en Madrid) y de cómo se den los puentes festivos, caso de haberlos, con motivo de la fiesta nacional (octubre).