la vida -escribió Gabriel García Márquez- no es como uno la vivió sino como uno la recuerda, y cómo la recuerda para contarla”. Los recuerdos le juegan una mala pasada a Miguel Reina, pero no me siento con derecho a entrometerme en ellos, porque esos recuerdos son su vida. Hablamos en su despacho del Instituto Municipal de Deportes, situado en el Nuevo Arcángel: “empatando éramos campeones, pero Pascual Tejerina pitó aquel penalti metro y medio fuera del área. Mala suerte, que se le va a hacer…”. Esto último lo dice con ironía, la misma que utiliza para referirse a los favores que recibía el Real Madrid de la época. Una época en la que el club que se inventó don Santiago Bernabéu se ganó, probablemente con bastante razón, la fama de “equipo del régimen”. (Aclaro, el Real Madrid no ganó lo que ganó gracias al régimen de Franco. Fue el régimen el que se apropió de los triunfos del Madrid. Y el Madrid se sintió cómodo en ese papel y se aprovechó todo lo que pudo de la situación).
Los hechos fueron, en rigor, como a continuación se refieren. Domingo, 7 de mayo de 1972. Es la penúltima jornada de liga. El Córdoba, que está matemáticamente descendido a Segunda División, recibe al FC Barcelona en el viejo Arcángel. El Barça se juega la liga. El Real Madrid es líder con dos puntos de ventaja sobre los azulgrana, pero se enfrenta ese mismo día y a la misma hora al Atco de Madrid en el Calderón. El Madrid viene de una mala racha, y el Atlético de Adelardo, Luis, Gárate, Irureta, Salcedo y compañía llega fortísimo y se juega, además, la UEFA. Una victoria del Barça sumada a una derrota del Madrid situaban líder al equipo azulgrana, que tenía ganado el goal average. En la última jornada el Barcelona recibía en el Camp Nou al Málaga.
El Barça no ganaba la liga desde hacía once años. Era buen Barça, que no perdía un partido de liga desde noviembre del año anterior. Sin extranjeros, cuya contratación estaba prohibida desde el fracaso del Mundial del Chile en 1962, pero con un importante puñado de internacionales: Reina, Rife, Gallego, Rexach, Marcial, Juan Carlos, Costas, Zabalza… A pesar del descenso a segunda, el Córdoba tuvo aquella temporada un equipo notable, que dejó un recuerdo imborrable en la ciudad: Tejada, Escalante, Alarcón, Cruz Carrascosa, Manolin Cuesta, Fermín… y Vicente del Bosque.
Pero si un defecto tenía el Barcelona de aquellos años era su íntima relación con la adversidad. Frente al carácter ganador del Madrid, era aquel un Barcelona apocado, acostumbrado a la derrota. Y si hay algo peor que perder es la costumbre de perder. Aquella tarde de mayo se volvió a demostrar. Recién comenzada la segunda parte, Manolín Cuesta de interna el el área y según algunos testigos Rifé, según otros Paco Gallego le salen al cruce; cae derribado y Pascual Tejerina pita penalti, entre la indignación y la protesta de los jugadores del Barça. Estos venían quemados por tres penaltis reclamados, que el colegiado vallisoletano, con fama de ser uno de los árbitros de cámara del Real Madrid, no había querido señalar. Como años más tarde en Tenerife, pero al revés. En el Córdoba juega Fermín, el Jesé de la época, figura de la cantera del Real Madrid que estaba cedido esa temporada en el Córdoba. Fermín lanza el penalti y lo convierte en el gol de la victoria blanquiverde. Porque así acaba el partido. El Madrid cae goleado en el Calderón 4-1, pero conserva la ventaja. En la última jornada vencerá al Sevilla en el Bernabéu y sumará un título de liga mas. Con aquella derrota, por cierto, el Sevilla acompañó al Córdoba a Segunda División. El Barça, deprimido, no fue capaz de ganar su último partido y cayó en el Camp Nou contra el Málaga. Al final no fue siquiera segundo, sino tercero, por detrás del Real Madrid y el Valencia.
Con el tiempo se conoció la fabulosa prima recibida por los jugadores del Córdoba por ganar aquel partido: 100.000 pesetas para cada uno, una cantidad superior a la ficha anual del jugador que más cobraba en la plantilla, que era Manolin Cuesta. Esta prima fabulosa fue un mito durante años, hasta que hace poco tiempo Rafael Campanero, socio número uno y presidente de honor del Córdoba, la reconoció. Miguel Reina recuerda que “algunos se compraron un piso con la prima”.
El Barça perdió aquella liga. Probablemente de forma injusta, a saber, y tuvo que pagarle encima al Atlético la prima prometida por ganarle al Madrid. En el Mundo Deportivo del día siguiente, Agustí Montal, presidente azulgrana, exclamaba dolorido “ha sido un descabello”. Un descabello en toda regla.
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