Decía un cartel de grandes dimensiones colocado en la fachada de la sede central de la extinta Caja de Jaén -desde 2010 Unicaja- que “la unión nos hace aún fuertes”. Pues bien, cinco años después de lo que en su día se vendió como una fusión, empiezan a vislumbrarse los resultados de lo que no fue más que una absorción express con nefastos resultados para el sistema financiero de la provincia de Jaén.
La antigua Caja de Jaén, creada en junio de 1981, era una entidad pequeña en el contexto del mapa nacional de fusiones. Sin embargo, era muy apetecible por sus excelentes ratios de saneamiento. Y así fue como, después de resistir a varias intentonas, el pez grande (Unicaja) se comió al pez chico (Caja de Jaén) poniendo fin a 29 años de andadura en solitario de la Caja jienense, fundada en su día por la Diputación Provincial.
Pese a los compromisos expresados en su día de que la alianza sería buena para los intereses financieros de la provincia, lo cierto es que ha bastado un lustro para comprobar la irrelevancia de Jaén en la nueva estructura financiera de Unicaja. Las más de 50 oficinas de la antigua Caja de Jaén dependen ya de una división territorial de Unicaja para Andalucía oriental, para las provincias de Granada, Almería y Jaén, sin que la entidad haya precisado aún dónde estará la sede central de esa división.
Con todo, los últimos movimientos y decisiones del consejo de administración de Unicaja apuntan a que Jaén quedará como un mero apéndice dentro del grupo, un apéndice que dista mucho del compromiso adquirido en su día, allá por mayo de 2010, cuando los responsables de las dos entidades hermanadas vendieron la fortaleza de esta unión para Jaén. La provincia, que ya perdió la figura del director general con sede en Jaén, queda ahora estructurada en tres direcciones de área, localizadas en Jaén, Linares y Úbeda, pero sin apenas peso en el organigrama de Unicaja.
Po r si fuera poco, Unicaja tampoco ha podido congraciarse con Jaén en la vertiente de su obra social. En 2006 adquirió el Palacio del Vizconde de Los Villares, conocido como Conde Duque, en la Carrera de Jesús, para ubicar allí la sede de su Obra Social. Sin embargo, casi una década después sigue pendiente la rehabilitación del inmueble y, aunque Unicaja no ha renunciado oficialmente a ese proyecto, la única explicación al parón del mismo han sido los “problemas estructurales” que aparecieron en el edificio.
Tras una denuncia de la Plataforma Por un PGOU para la Ciudadanía, Unicaja tuvo que comparecer ante la Fiscalía que le recriminó el abandono del edificio y la falta de medidas de seguridad.
Jaén
Unicaja y el apéndice de Jaén
Cinco años después de la absorción de la Caja de Jaén, Unicaja deja a la provincia sin apenas relevancia en su nueva estructura financiera
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