I ndependientemente de los razonamientos de los grupos políticos municipales sobre los presupuestos para este año, lo que está claro es que el Gobierno ya tiene en sus manos un instrumento indispensable para que se vaya viendo que la gestión de estos dos primeros años ha estado encaminada a arreglar las cuentas públicas y llega la hora de las realizaciones tangibles.
Ciertamente que va a haber quien piense que las inversiones de ahora inexistentes en años pasados obedecen a una política electoralista del Gobierno municipal, muy dado en San Fernando -sea del color que sea y mayoritariamente ha sido blanquiverde- a no hacer nada en los dos primeros años y gastar lo que no tiene en los dos segundos.
Sería lógico pensarlo y sobre todo, legítimo para una sociedad a la que se le ha hablado de sacrificios y de esperas. Más aún para los demás partidos de la oposición que están precisamente para decirle al Gobierno lo que el Gobierno no quiere oir.
Pero independientemente de lo que cada uno quiera pensar, lo realmente cierto es que hay dinero para hacer otra clase de inversiones que no sea el parcheo de calles a todo lo largo y ancho de la ciudad y para proyectos que siembren las bases de un futuro mejor que el que se teme.
Es verdad que las partidas para inversiones no están ni definidas ni pormenorizadas, como ha criticado la oposición por activa y por pasiva. Pero están, y es de esperar del recto proceder de los responsables municipales que tengan claras las prioridades de la ciudad y que sepan gastar de buena forma y con mayor provecho ese dinero que sale de los sacrificios del contribuyente y de la buena gestión municipal -faltaría más y salvo buen fin- para hacer la vida de los ciudadanos más llevadera. Favores que agradecerán.