Sin rastro del efecto Garrido y con los fichajes aún por llegar, el Betis puso en Valladolid su escasa maquinaria para, finalmente, arrancar un punto que sabe a nada y desde ya, estar con la mira puesta en los próximos compromisos, repartidos en dos competiciones; una vital y otra de carácter desechable.
La cruda realidad bética está en el campeonato doméstico y aunque suene para el beticismo feo decirlo en un año que se presentaba ilusionante, hay carga que liberar.
Una circunstancia que pasa por la eliminatoria copera de octavos de final contra el Athletic de Bilbao que incluso desde dentro de la entidad heliopolitana, dada la situación del equipo, la contemplan más que prescindible a lo largo de tres semanas en las que no se desea incrementar los cinco encuentros, mínimo, que han de jugarse.
Mientras llega febrero y Europa, el Betis deberá enfrentarse ante dos adversarios directos en la lucha por no descender a Segunda (Osasuna de Pamplona y Celta de Vigo) amén de a todo un Real Madrid por medio que, sobre el papel, pocas opciones debe dar al equipo de las trece barras en el Villamarín.
El choque del próximo domingo en casa frente a los navarros (siete puntos por encima tras la última jornada) y la visita al estadio de Balaídos después de recibir al conjunto madridista, se presentan cruciales para dirimir algún atisbo de salvación o para terminar de condenar a un club que los entendidos, en lo que a permanencias se refiere, ya elevan a milagro utópico.
Vadillo completa el entreno matutino
Buen regalo de Reyes el que este lunes le ofreció a Juan Carlos Garrido la enfermería verdiblanca que poco a poco se va vaciando; en este caso, con las novedades de Álvaro Vadillo y Braian Rodríguez; si bien únicamente el canterano se ha ejercitado durante toda la sesión. El uruguayo lo ha hecho parcialmente al igual que el nigeriano Nosa. Por otro lado, Matilla y Paulao causaron baja por síntomas gripales.
