La edición digital de La Voz de Galicia recoge en la jornada de este jueves en su edición digital que Navantia se declara "no viable en el corto plazo en la situación actual" y añade que "no es competitiva ni sostenible".
El texto, que reproduce íntegro San Fernando Información para sus lectores, recoge que ya lo había reflejado el presidente de la compañía, José Manuel Revuelta, en una carta enviada a sus trabajadores en septiembre, y ahora los astilleros públicos abundan en este diagnóstico en el plan de viabilidad para el período 2014-2018 que está elaborando y que prevé presentar a su consejo de administración el próximo 4 de diciembre.
En uno de los documentos previos que están sirviendo de base para la confección de ese programa, la empresa sostiene que, aun logrando una facturación de 650 millones en el 2015 -que preveía obtener del programa del submarino S-80 y del encargo de los gaseros, que se ha perdido-, tiene que reducir sus costes fijos entre un 50 y un 55 por ciento. Aunque no concreta medidas, todas las fuentes del sector consultadas apuntan a que podría venir principalmente por la vía de cierre de centros y adelgazamiento de las plantillas. El duro ajuste que prevé el naval público, con 5.500 empleados -unos 2.200 en Ferrolterra- ya está en camino.
La reducción de costes es una obsesión en el programa de futuro, que se plantea con el objetivo de lograr la viabilidad a corto plazo, y la competitividad y sostenibilidad, a medio y largo. La compañía afirma que solo cambiando el modelo podrá competir en el mercado internacional y, de hecho, aún dibujando el escenario más favorable, con ventas anuales superiores a los mil millones de euros -si se materializasen importantes pedidos, como el de varios buques para Catar y Australia y el diseño de otro para Turquía- el tijeretazo a los costes habría de ser al menos del 20 por ciento.
Sequía de encargos
Navantia afirma que está padeciendo la ausencia total de nuevos encargos del que es su cliente principal, la Armada española, y no existen perspectivas de que esa situación vaya a modificarse a corto plazo. Además, su principal proyecto en curso, el submarino S-80, ha encallado, con un sobreesfuerzo económico que agrava la situación de la empresa, ya delicada. Con una cartera de pedidos que ha caído en un 70 % en el último lustro, pasando de 5.091 millones en el 2008 hasta los 1.636, el pasado, y unas pérdidas que no han dejado de crecer hasta llegar a superar los cien millones, la dirección de los astilleros achaca gran parte de los números rojos a que la plantilla no haya variado, «resultando en una creciente subactividad y llevando a Navantia a una situación de pérdidas estructurales». Un exceso de capacidad que este año le costará 87 millones de euros.
Los astilleros públicos llevan seis años sin cerrar nuevos encargos. Si a finales de la pasada semana se hacía público que el contrato de construcción de cuatro gaseros para las navieras Knutsen y Elcano por encargo de Gas Natural se había ido a Asia -aunque Navantia insiste en que aún no está perdido mientras los armadores sostienen lo contrario-, este mismo año se consumaba otra pérdida que levantó ampollas en el naval ferrolano: la fabricación de un buque logístico para Noruega, que también ganó un astillero coreano. En los trabajos del plan de viabilidad no hay ni rastro de autocrítica por la ausencia de frutos y éxitos de la labor comercial realizada hasta ahora por la empresa.
Objetivos
Con unos astilleros que están a punto de quedarse sin trabajo por completo, el principal objetivo de Navantia es el de lograr encargos con impacto a corto plazo, aunque la firma cuenta con pocas opciones en estos momentos, después de la pérdida de los gaseros y con una adjudicación de los floteles de Pemex que no acaba de despejarse. Además, anuncia un plan de ahorro para reducir «costes de compras y estructura» e insiste en que ha de establecer «un marco laboral en línea con las necesidades de las empresas que compiten a nivel global, mejorando en flexibilidad y eficiencia».
En las jornadas celebradas en Los Peñascales (Madrid) para abordar el presente y el futuro de la firma y sentar las bases del plan, Navantia insiste en la "obsolescencia gradual" de los productos desarrollados por falta de nuevos contratos, y apuesta por el enderezamiento del programa del submarino S-80, con problemas estructurales para mantenerlo a flote, y el desarrollo de otros buques, como las fragatas F-110 o los patrulleros de altura. También se insiste en la necesidad de potenciar los negocios de servicios, como reparaciones. Paradójicamente, se niega desde hace años a la adquisición de un dique flotante que se demanda para la división de reparaciones de Navantia Ferrol, siempre rentable y en los primeros puestos del sector gasista mundial.