En la memoria colectiva reciente de los barbateños todavía se mantiene la imagen de aquel rayo que recorría el pueblo sobre ruedas repartiendo la suerte. Lo mismo te vendía un cupón de la ONCE que te ofrecía un ratito de charla en cualquier rincón barbateño. Hablamos de Juan José Ramos Miralles, alias ‘el Meteoro’, luchador incansable durante toda su vida y que desde hace algunos años disfruta ya de la paz de la jubilación.
Nuestro barbateño contrajo la polio a los siete años y a causa de esta enfermedad quedó en una silla de ruedas para toda la vida. Sin embargo, confiesa que tuvo una infancia como la de cualquier niño de entonces y que sus padres, lejos de sobreprotegerle, le dieron mucha libertad, lo que le hizo ser muy independiente. “Cuando era un crío me recorría Barbate gateando sin ningún problema” dice. Empezó a trabajar siendo un chiquillo pero con los años consiguió entrar en la ONCE, donde ha trabajado durante 40 años en diferentes destinos, aunque los últimos años consiguió poder estar en su pueblo natal.
Juan José se considera una persona sencilla y a la que le gusta ayudar a los demás. “No hay nada mejor que poder estar con la gente” afirma. Ese afán le lleva a ser muy crítico en materia política la mayoría de las veces y a denunciar aquellas cosas que no le parece que estén bien. Perteneció a la sección sindical de la ONCE y allí trabajó duro por los derechos laborales de sus compañeros. Si hablamos de Barbate, entre otras muchas cosas, Juan José ha tenido una cruzada para eliminar lar barreras arquitectónicas del municipio, empezando por el propio Ayuntamiento, ya que “no tiene ascensor y para hablar con cualquiera tienen que hacerle bajar”. Por lo pronto, ya ha visto como se han colocado algunas rampas en el Paseo Marítimo y con respecto al ascensor en el edificio consistorial “me han dicho que hay una partida aprobada que tiene que venir”.
Un apodo con historia
¿Y el mote de Meteoro? Él mismo lo cuenta: “Me lo puso un oficial americano de la Base de Rota cuando estuve trabajando allí. Me veía correr de un lado para otro con la silla de ruedas y le decía a sus compañeros que yo parecía un meteoro de lo rápido que iba”. Juan José entraba y salía del recinto con total libertad y vendía cupones a los militares, por lo que el apodo pronto se popularizó y los mismos americanos se encargaron de inmortalizar ese título en la parte trasera de la silla de ruedas. Esa misma silla fue la que trajo después a Barbate y la que hizo que a día de hoy todo el mundo le conozca como ‘el Meteoro’. Por eso... y por lo que corría también con ella siempre de un lado a otro.
La célebre silla ya está también jubilada, pero Juan José todavía la conserva en su casa. “La tengo allí y es verdad que me da cosa cuando la veo, es la misma que he tenido toda la vida, con ella lo he hecho todo” dice. Ahora se mueve en una más moderna, con la que sale a diario y se maneja en casa de manera que “no me hace falta nadie y lo hago todo yo solo”. Juan José admite que ahora tiene una vida muy tranquila y que “no hay nada mejor que estar con la gente” así que, como buen meteoro, sigue recorriendo las calles de Barbate aunque ya no lleva la suerte, ahora reparte alegría a todo el que se cruza con él.
