En la entrada de la Ayuntamiento se habían venido congregando grupos de personas, afines unos a la vida pública alcalaína, ciudadanos anónimos otros. Había en el ambiente ese aire triste, contenido, de las despedidas. A la hora fijada para el pleno urgente y extraordinario, con el único punto del conocimiento de su renuncia, llegaba Elena Víboras, la hasta el lunes alcaldesa de Alcalá, y ahora nueva consejera de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural. Las lágrimas siempre amenazando derramarse, no escatimó en muestras de cariño, repartiendo a discreción besos y abrazos, a todos y cada uno de aquellos que se le quisieron acercar para brindarle ese adiós que ni ella misma esperaba pudiese llegar tan pronto. Venían vagamente a la memoria los recuerdos de junio de 2007, cuando, en el mismo escenario, una Elena Víboras seis años más joven, pero con el mismo don de gentes, convertía su toma de posesión en poco menos que un fenómeno de masas, consiguiendo que cientos de alcalaínos atestaran la Casa Consistorial. También entonces habían sido muchas las muestras recíprocas de cariño. Y aunque, dicen, las comparaciones son odiosas, era fácil convencerse de que se hacía ahora efectivo el abandono del cargo de la regidora municipal con más "gancho" y con más "charm", que dirían los anglosajones, que esta ciudad haya tenido en su historia democrática.
Ya en el salón de Plenos, las palabras de Elena Víboras hacían, como era previsible, nuevos esfuerzos por no quebrarse, ante un auditorio atento y rebosante. "Las circunstancias mandan, los que servimos a la ciudadanía a través de la política nos debemos a las necesidades de cada momento, y me corresponde obedecer por lealtad a un proyecto ilusionante", decía, casi en tono de disculpa a los presentes, por abandonar la alcaldía de Alcalá la Real tras ser llamada desde las altas instancias de la Junta para desempeñar su nuevo cargo de consejera. Luego, en un tono más personal, y aun más emocionado, confesaba "tengo a los 23.000 ciudadanos de Alcalá en mi corazón, estaré siempre agradecida. Nunca me sentí tan feliz como aquí. Alcalá la Real es la terapia adecuada para el estrés y el abatimiento", al tiempo que reclamó "un apoyo incondicional para el nuevo alcalde, en esta nueva etapa que se inicia", para terminar con unos versos de Miguel Hernández: "me voy, me voy, me voy, pero me quedo".
Vicente Moreno, portavoz de Izquierda Unida, en un discurso que había anunciado corto, pero se dilató casi más que el de la propia ex-alcaldesa, mostró su enhorabuena a la nueva consejera, al tiempo que aprovechó para hacer causa de la defensa del campo andaluz: "La agricultura tiene que ser la base del desarrollo de Andalucía. Haga que se escuche a través de una cultura campesina en extinción. Haga pagar al que contamina, a esas políticas incendiarias. Dele un respiro e ilusión a la gente. El medio rural necesita una estrategia política que lo reconozca. Escuche al pueblo, no a los técnicos, porque el pueblo también tiene razones para ser escuchado".
Al reconocimiento se sumaba también la portavoz del grupo del Partido Popular, Natalia Gálvez, "en estos seis años ha habido tiempo para buenos momentos y otros bastante más tensos, pero hemos compartido cierta complicidad, quizá por entender ambas la política como servicio al ciudadano y por ser mujeres" para concluir deseando a la nueva consejera "suerte, ánimo y no se olvide de Alcalá".
El acto lo cerraba el alcalde en funciones, Carlos Hinojosa, quien quiso destacar "la dedicación absoluta, desde la responsabilidad y la sensatez, de una persona que se ha dedicado a defender los intereses de nuestro municipio y ha sido siempre sensible a cada uno de los problemas que han ido surgiendo".
En esta sesión plenaria extraordinaria se hacía también constar por parte de la Corporación Municipal que corresponde a Antonio López Cano, como número trece de la candidatura con la que el PSOE concurrió a las elecciones municipales de 2011, ocupar la plaza vacante de concejal. Se establecía, asimismo, la necesidad de convocar una nueva sesión plenaria extraordinaria en el plazo de diez días, para la elección de nuevo alcalde.