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La realidad hecha ficción arrasa en la pequeña pantalla

Audiencias millonarias, elogios de la crítica y una presencia creciente en las rejillas de programación confirman el éxito de las miniseries y TV movies basadas en hechos reales, una apuesta decidida de las cadenas de televisión que puede dar un respiro a una industria cinematográfica en horas bajas

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  • Secuencia de la serie ?23-F: el día más difícil del Rey?, de TVE. -
  • Una apuesta de las cadenas que puede dar un respiro a una industria cinematográfica en horas bajas
Audiencias millonarias, elogios de la crítica y una presencia creciente en las rejillas de programación confirman el éxito de las miniseries y TV movies basadas en hechos reales, una apuesta decidida de las cadenas de televisión que puede dar un respiro a una industria cinematográfica en horas bajas. 

Casi siete millones de espectadores de media y una cuota de pantalla del 33,6%, cifras reservadas para los grandes acontecimientos deportivos o para el cine más taquillero, avalaban la semana pasada la emisión por la Primera de TVE de 23-F: el día más difícil del Rey, sobre la intentona golpista de hace veintiocho años. 

“La gente necesita, quiere saber, conocer cosas que han pasado y entenderlas. Y cuando detecta que algo es bueno, lo ve, no se deja engañar”, asegura Silvia Quer, directora de esta miniserie de dos capítulos. El porqué del éxito ella lo tiene claro: “es un producto con alma” rodado con un lenguaje “que todo el mundo entiende”. 

Quer está más que satisfecha con el resultado de un trabajo que tanto ella como el resto de su equipo entendieron era “delicado y arriesgado”. Y habla de rigor, de un buen guión, de un excelente trabajo actoral y de ambientación, entre otras razones, para explicar tan millonaria cosecha de espectadores. “Una buena historia, cualquier historia, es susceptible de ser narrada para televisión, eso sí con rigor y honestidad”, insiste en una conversación con Efe. 

David Martínez, director de Ficción en TVE, cree que miniseries como ésta tienen una gran acogida porque la audiencia “demanda que le cuenten una historia cerrada que pueda consumir en pocos días de emisión. Este formato –continúa– permite contar historias, reales o no, de gran potencia dramática”. La clave del éxito, opina, “tiene mucho que ver con la calidad y el respeto al espectador. No hay otras fórmulas mágicas”. 

Padre coraje, dirigida por el cineasta Benito Zambrano, iniciaba en 2002 y en Antena 3 una larga lista de éxitos de miniseries o TV movies basadas en hechos reales, casi siempre trágicos. Noticias que pocos meses antes habían abierto informativos de radio y televisión o primeras páginas de los periódicos.

LA LÍNEA DE LA INTIMIDAD

Jaume Banacolocha, alto ejecutivo de la productora Diagonal, reconoce que cuando se convierten en ficción televisiva hechos tan trágicos como las muertes de la niña Mari Luz Cortés o de Rocío Wanninkhoff es “fácil” traspasar la línea del respeto a la intimidad de las personas.

Un riesgo que existe, está ahí, pero contra el que, dice, hay que luchar con las armas del respeto, la sensatez, “la coherencia y un sentido ético que nos obligue a huir de lo morboso. Pero sí, es fácil”. “Es difícil, muy difícil no traspasar la raya, pero hay que procurarlo con una escrupulosidad exquisita. Aunque siempre se hiere a alguien”, se lamenta la actriz Luisa Martín.

En TVE lo tienen “claro”, dice su director de Ficción, David Martínez. “Un Estado de Derecho –destaca– y una televisión pública han de saber conjugar el respeto por la intimidad con el derecho a la información, que nunca puede ser excusa para recurrir al morbo”. Enric González, que escribe una columna diaria en la página pantallas de El País, considera que “la intimidad, como la dignidad, ya no forman parte de la esfera moral, sino de la económica”.

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