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Sevilla

Condenado a 22 años de cárcel el joven que degolló a su novia y robó a sus padres en Estepa

El jurado popular consideró probado que el acusado asesinó a su pareja sentimental, Ana María F.G., "de manera intencionada y sin que ésta tuviera posibilidad de defenderse

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La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a 22 años y 3 meses de cárcel al joven de 21 años de edad acusado de degollar el día 14 de abril de 2012 a su novia en la vivienda que ambos compartían en la localidad sevillana de Estepa y, posteriormente, robar a los padres de ella, según han informado a Europa Press fuentes del caso.

   En este sentido, las mismas fuentes han indicado que, tras el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular, la Audiencia Provincial ha condenado a Miguel Ángel R.P. a 21 años de cárcel por un delito de asesinato y a un año y tres meses por el delito de robo en casa habitada.

   En su veredicto, el jurado popular consideró probado que el acusado asesinó a su pareja sentimental, Ana María F.G., "de manera intencionada y sin que ésta tuviera posibilidad de defenderse, provocándole males innecesarios con el único perverso propósito de aumentar su dolor".

   Según el relato del jurado, los hechos tuvieron lugar en las primeras horas de la madrugada del 14 de abril de 2012, cuando víctima y agresor iniciaron una discusión "por motivos no determinados" en el marco de la cual el acusado golpeó "al menos" en seis ocasiones a su pareja, que contaba con 26 años, y que cayó al suelo, quedando inconsciente.

   El jurado vio probado que, "aprovechando que estaba inconsciente", el imputado la degolló, lo que le provocó una hemorragia "masiva aguda" y un shock hipovolémico que le causó la muerte. Tras ello, le anudó un trozo de cable en el cuello, aunque según los forenses ello no influyó en el fallecimiento de Ana María.

HIZO CREER A LOS PADRES DE LA VÍCTIMA QUE ÉSTA QUERÍA SUICIDARSE

   Tras ello, y siempre según el veredicto, el acusado se apoderó de su teléfono móvil y de las llaves que Ana María tenía en su bolso y que pertenecían al domicilio de sus padres, para a continuación abandonar el cuerpo sin vida y llamar a los padres de la fallecida "haciéndoles creer que su hija pretendía suicidarse tomando un bote de pastillas".

   De este modo, el jurado consideró probado que el acusado los citó en una rotonda cercana a una gasolinera de Gilena, lo que motivó que los padres de la víctima se dirigieran hacia allí para auxiliar a su hija, circunstancia que fue aprovechada por el imputado para acceder al interior de la vivienda de sus progenitores y apoderarse de diversas joyas tasadas en poco más de 1.000 euros.

   El veredicto rechazó la versión ofrecida por el acusado en el juicio, según la cual "ambos decidieron suicidarse a petición de la víctima", mientras que también consideró no probado que el consumo previo de drogas y alcohol influyera en la acción del acusado, ya que, según los peritos, el imputado "era consciente de lo que hacía".

LA DEFENSA PIDIÓ LA PENA MÍNIMA LEGALMENTE PREVISTA

   Una vez hecho público el veredicto, la Fiscalía modificó sus conclusiones provisionales y aumentó su petición de pena por el delito de asesinato de 18 a 22 años y medio de cárcel, mientras que por el delito de robo en casa habitada solicitó finalmente un año y medio de prisión frente a su petición inicial de tres años.

   Las acusaciones ejercidas por la familia de la fallecida y por la Junta de Andalucía se adhirieron a la solicitud del Ministerio Público, mientras que el abogado que defiende al acusado interesó que se le imponga la pena mínima legalmente prevista por los delitos antes referidos.

   En la vista oral, el imputado reconoció que mató a su pareja tras asfixiarla aunque después de que ésta se lo pidiera, porque la intención era suicidarse juntos para no seguir haciendo daño a sus familias.

LA VERSIÓN DEL ACUSADO

   Según su relato, el día de los hechos estuvieron consumiendo droga desde que se levantaron, lo que era "una conducta habitual todos los días", y en concreto ese día consumieron 200 euros en cocaína en base, entre 30 y 40 euros de marihuana, y entre 14 y 15 litros de cerveza.

   "Estábamos muy mal y yo estaba muy drogado, pasábamos de la vida y hablamos de que estábamos hartos", porque además "mi padre quería echarnos de la vivienda", dijo el imputado, quien explicó que en ese contexto la víctima "me pidió que la matara por asfixia porque no quería sufrir", acabando así con su vida por "asfixia erótica". "Ella quería morir así", insistió. 

   Al hilo de ello, afirmó que la víctima ya se había intentado suicidar cortándose las venas tres semanas antes del crimen, pero la fallecida le decía "que sola no era capaz y que le hacía falta alguien".

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