La cantera del Betis no pasa por su mejor momentos. Como si se tratara de una maldición precognitiva, la presentación del denominado ‘Proyecto Heliópolis’ a principios de noviembre, se han originado una serie de acontecimientos que nada tienen que ver con un esquema perfecto sin fisuras como se vendió; pues sólo cinco meses después, ha tenido que reestructurarse desde la cúpula y con total seguridad sufra modificaciones que penetren hasta los cimientos de las plantillas canteranas.
Suscitada la dimisión de José Antonio Gordillo por ciertas diferencias con el seno de la entidad auspiciado ya desde la destitución de Hristo Vidakovic y posterior nombramiento de Antonio Racero ‘Puma’ y más tarde Óscar Cano, derivó en una remodelación de la coordinación en las categorías inferiores de la mano de Joaquín Corriente en labores de administración y el recién incorporado, Luis Fradua, en la dirección puramente deportiva.
Tirando del hilo, muchos de los actuales males que padece el Betis B en su devenir hacia la Tercera División inmerso en una desastrosa temporda; se les achaca a la desaparición del equipo C que ha dejado un vacío entre el inmediato filial del primer equipo y el División de Honor que acaba por afectar a toda el fútbol base del club verdiblanco.
Una reacción en cadena que a la que además se ‘suma’ Pepe Mel en su acertado afán; pero en ocasiones excesivo, por colocar en la galería futbolística nacional a muchos jóvenes jugadores ansiosos por despuntar y que al tener que volver a su origen, pierden la motivación al verse degradados a un segundo plano. Mucho tendrán que cambiar los métodos si se quiere alcanzar la meta deseada.
El filial se deja llevar ante el Lucena (1-0)
Los de Óscar Cano una vez más y como de costumbre en esta Liga, volvieron a firmar otro capítulo más de su particular crónica de derrotas en Lucena tras perder por la mínima en un encuentro que estuvo marcado por la falta de fe de un equipo que ya no cree. El tanto local lo rubricó Fernando contra diez por la expulsión de Palancar.
