El presidente estadounidense se sometió por espacio de una hora y en horario de máxima audiencia a las preguntas de los periodistas, que variaron desde las posibilidades de que el plan de estímulo que propone para la economía salga adelante, a la guerra en Afganistán, pasando por el dopaje en el béisbol.
Obama, que durante su campaña electoral se dijo dispuesto al diálogo con países enemigos, se mostró sorprendentemente optimista al tratar sobre la relación con Irán, el país que fue la “bestia negra” de su predecesor, Bush.
El presidente estadounidense expresó su creencia de que es posible mantener una “relación de respeto mutuo y progreso” con Irán y adelantó que, dentro de un proceso de la revisión de la política hacia la República Islámica, en los próximos meses se buscarán “aperturas” para una tentativa de diálogo.
“En los próximos meses buscaremos aperturas que se puedan crear donde podamos empezar a sentarnos ante una mesa, cara a cara; aperturas diplomáticas que nos permitirán mover nuestra política en una dirección nueva”, afirmó.
Matizó que “sentaremos una serie de objetivos en estas conversaciones”, entre ellas dejar claro a Irán que sus aspiraciones nucleares pueden crear una carrera de armamento atómico en la región, o que es inaceptable su financiación de grupos radicales como Hizbula o Hamas.
El presidente estadounidense también se mostró positivo acerca de una mayor colaboración con Rusia en el terreno de la no proliferación, e indicó que ha hablado con el presidente Dmitri Medvedev “acerca de la importancia de que restablezcamos las conversaciones sobre la reducción de nuestros arsenales nucleares”.
De esta manera, aseguró, “podemos ir juntos a tratar con otros países y comenzar a fortalecer los tratados anti-proliferación que, francamente, se han visto debilitados en los últimos años”.