Morin recuerda que lo paradójico es que “cuando los cristianos expulsaron o persiguieron a los judíos en el pasado, fueron acogidos en un imperio islámico, el otomano, que era religiosamente tolerante”.
Precisamente, su padre, Vidal, nació en Salónica, el gran puerto macedonio del imperio otomano, donde “durante siglos nunca hubo un pogromo, ni persecuciones, como sí hubo en Colonia o Rusia”.
En su opinión, esta situación cambió “por la laicización de Europa, al convertirse la religión cristiana en una cuestión privada, y por que los países árabes vivieron muchas humillaciones, el fracaso de las democratizaciones, del socialismo, de la esperanza del desarrollo y de la revolución”.
En ese contexto histórico, añade Morin, se desarrollaron con mayor ímpetu las raíces religiosas y con la creación del Estado de Israel y la expulsión de los palestinos “nació un antisemitismo en un mundo que no era antisemita”.
El sociólogo y pensador francés opina que a la situación actual en Gaza se llega después de que “dos naciones que nacieron al mismo tiempo, en 1948, convirtieron un conflicto político en religioso, y lo peor es mezclar nacionalismo con fanatismo religioso”.
Vidal y los suyos recorre de la mano de su padre los grandes acontecimiento del siglo XX.