La cinta, una de las favoritas para el León de Oro de la sección oficial a concurso y que fue muy aplaudida durante la proyección para la prensa, lleva a la gran pantalla, en clave de relato de época, los complicados entresijos de la psique y el corazón humano encarnados en los actores Keira Knightley y Michael Fassbender.
Knightley interpreta, de un modo más próximo al teatro que al cine, rayando en ocasiones en la contorsión física, a Sabina Spielrein, una joven judía con deseos de convertirse en psicóloga que conoce al doctor Carl Gustav Jung (Fassbender) en una terapia a la que llega por sufrir trastornos derivados de la relación con su padre.
Tras ese encuentro en terapia, entre ambos se establecerá una complicada relación personal, ya que él está casado y se debate entre hacer lo que se supone que es lo correcto y le indica su código deontológico o dejarse llevar por sus deseos.
En esta historia, inspirada en hechos reales y adaptación de la obra teatral "The Talking Cure", de Christopher Hampton, entra en juego también la presencia de Sigmund Freud, mentor de Carl Gustav Jung y al que da vida en el filme el actor Viggo Mortensen, con quien Cronenberg repite experiencia tras sus últimas películas "Promesas del este" (2007) y "Una historia de violencia" (2005).
Entre esos tres personajes se establecerá un triángulo epistolar que tendrá como base lo adecuado del método de terapia llevado a cabo por Jung, cada vez más aparentemente alejado del que propone Freud, y la posible motivación sexual que se encierra detrás de la mayor parte de los comportamientos humanos.
"David (Cronenberg) se ha centrado en reflejar la relación entre esos personajes, su sentido del humor, por esto es que muchos estáis aquí, porque os habéis divertido", afirmó durante la rueda de prensa de presentación Mortensen, quien llevaba un peluche con los colores del club de fútbol San Lorenzo argentino regalado por un fan.
"No trata la cuestión académica solo, sino que David nos ha hecho interpretar personas con diferentes opiniones. Una cosa que se ve en el filme es que sus posiciones intelectuales no eran tan distintas, era una cuestión de orgullo. Ellos se comportan de modo infantil como muchos pacientes a los que intentaban ayudar", agregó.
En esta complicada y en ocasiones cómica historia psicológica, localizada en el Zúrich y Viena de los albores de la Primera Guerra Mundial y que en la gran pantalla conserva mucho de sus componentes teatrales originales, es también figura clave el actor Vincent Cassel, quien interpreta, en el papel del doctor Otto Gross, al personaje más cómico de todo el filme.
Gross se convierte en el "demonio" que juega a intentar convencer a Jung de dejarse llevar por los instintos sexuales, toda vez que en esta película de razón y represión no falta ni siquiera las prácticas masoquistas encarnadas en el personaje de Knightley.
"Soy actriz, por eso evidentemente estoy loca", comentó Knightley, quien además se mostró encantada de seguir rodando películas de época basadas en novelas e historias reales.
"Nuestro reparto tiene una gran necesidad de psicoanálisis y he puesto este tema en la película de una forma sibilina para que pudiera ser tratado", apuntó, por su parte, el propio Cronenberg entre las risas de los actores que le acompañaban, entre ellos también Fassbender.
El cineasta canadiense remarcó además la casualidad que le ha llevado a llegar al 68 Festival de Venecia con 68 años y reconoció que en esta película sí que se puede ver un cambio en su forma de rodar, un proceso lógico que, según él, tiene mucho que ver con el guión que tenía entre manos.
"A mi edad, después de haber hecho tantos filmes -no tantos como Woody Allen-, creo que he cambiado en la comprensión de mi visión de la toma cinematográfica. Ahora hago el montaje mucho más rápido, distinto a como lo hacía antes", comentó Cronenberg.
"Hay un principio de base: la película te dice lo que necesita, una vez que te decides a desarrollar el guión de un filme como este. Yo ruedo la película que requiere cada historia y cada filme tiene sus exigencias", añadió.