En la entrevista que ha concedido a dicha publicación para conmemorar el 66º aniversario de la creación del Ejército sirio, Al Assad ha indicado que "Siria tiene sus propias características y es inmune a todas las conspiraciones y a los conspiradores".
"Ahora tenemos más voluntad para seguir adelante con el proceso de dignidad con pasos confiados (...) Dejaremos a los impulsores de la guerra y a los traficantes de sangre sufrir la amargura de la derrota, la decepción y la frustración", ha agregado.
Al Assad ha recalcado que su país es objeto de la sedición sectaria, pero ha indicado que la población es consciente de que están siendo instrumentalizados, por lo que el Gobierno podrá "enterrar la sedición".
Asimismo, ha apostado por continuar con el proceso de reformas iniciado por su Gobierno y ha valorado que Siria exportará en la región un ejemplo de democracia, libertad y pluralismo político. Por último, ha dicho que la población siria se mantendrá "libre en sus decisiones nacionales y soberana en sus relaciones internacionales".
Decenas de muertos en un ataque del Ejército sirio
Apenas horas antes del comienzo del mes de ayuno musulmán de ramadán, el régimen sirio de Bachar Al Asad dio un paso más en su brutal campaña de represión y sacó sus tanques a varias ciudades del país, causando decenas de muertos y centenares de heridos.
Aunque el número de víctimas varía según cada grupo opositor, se teme que pueda estar por encima de las 120 muertes anunciadas por el Comité Sirio de Derechos Humanos, principalmente en la ciudad de Hama (centro).
Otras fuentes como el presidente de la Organización Siria de Derechos Humanos, Amar Qurabi, señalaron que el número de muertos se eleva a 145, mientras que los llamados Comités de Coordinación Local informaron en su última actualización de su página en Facebook de la muerte de 71 personas.
La operación militar en Hama comenzó al amanecer, cuando el presidente sirio mandó sus tanques, que ya antes asediaban la ciudad, a las calles en medio de un fuerte tiroteo, que según testigos, fue “indiscriminado”.
La estampa devolvió a algunos la masacre, en aquel momento silenciada y casi inadvertida, cometida por el padre de Al Asad, Hafez, que arrasó Hama en 1982 para aplastar la insurrección de grupos islamistas. Se calcula que más de 20.000 personas murieron entonces.
Pese a que fue una de las últimas ciudades en levantarse, las manifestaciones contra Al Asad en Hama han sido las más multitudinarias de las celebradas hasta el momento, y contaron con el respaldo a comienzos de julio de los embajadores de Estados Unidos y Francia, que viajaron para apoyar in situ las protestas.
Además de Hama, los tanques y fuerzas del presidente sirio entraron de igual forma en otras ciudades como Deir el Zur (este) y Herak (sur), donde también se registraron víctimas mortales.
Según Qurabi y otros líderes opositores, la intención del régimen es impedir que las protestas se reproduzcan durante el mes de ramadán, en el que a diario se congregan miles de personas en las mezquitas.
Las televisiones árabes mostraron ayer supuestas imágenes, colgadas por ciudadanos en internet, de tiroteos, explosiones y víctimas civiles de la violencia desatada por las fuerzas leales a Al Asad en Hama.
Sin embargo, un día más fue imposible comprobar la veracidad de esas grabaciones, así como las cifras de víctimas proporcionadas, por el bloqueo absoluto que Damasco mantiene frente a los medios internacionales de comunicación.
La agencia oficial de noticias siria SANA se limitaba a dar cuenta de las víctimas de las fuerzas de seguridad en enfrentamientos desatados por “bandas criminales”.
Ayer, SANA difundió la muerte de dos miembros de las fuerzas de seguridad a manos de “grupos armados en Hama, que quemaron comisarías, saquearon propiedades públicas y privadas y levantaron barricadas”.
Tras la masacre, se organizaron manifestaciones en varias localidades como Latakia (norte) y en el suburbio capitalino de Daraya para expresar su solidaridad con los ciudadanos agredidos, según Comités de Coordinación.