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Miércoles 27/11/2024
 
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España

Libertad, justicia e igualdad

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No es trigo limpio todo lo que reluce en el periodo democrático en el que nos encontramos. Ya que, tras el triste periodo dictatorial de Franco, algunos muchos demócratas, a la libertad tan deseada al abrirse la veda, la han convertido en un total libertinaje, poniendo en grave peligro el Estado español de Derecho, al brillar por su total ausencia, valores fundamentales como la moral, la ética, la educación, la honradez y el respeto hacia la dignidad humana.
Pienso por tanto, que según está el panorama político, no todo fue malo en la dictadura de Franco y, ni todo es ejemplar en este sistema democrático, debido a los alarmantes casos que saltan a la opinión pública (Mari Luz, Malaya, Ricardi, Coslada...), que tanto dañan a los diferentes pilares que configuran el Estado de estado o nación de naciones y regiones llamado España.
Por lo tanto, en más de una ocasión habrán pensado, comentado y exclamado, ¡en qué espejo político fijarse!
Servidor de ustedes, lo tiene clarísimo, porque al no haber más leña que la que arde, por imperativo legal mis principales espejos en esta descafeinada democracia, son los poderes legislativos, ejecutivos y judicial emanados de la Constitución Española, a pesar de que el ex alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, declarara en su día si no recuerdo mal, que: “La justicia es un cachondeo”.
Y, “en política hay un montón de chorizos, más que en las cárceles”.
Creo, que Pacheco estuvo muy acertado sobre el montón de chorizos que hay en política. Y, si usted quiere comprobarlo, tan sólo tiene que tirar de hemeroteca o echar un vistazo por las interioridades políticas más cercanas. Y se percatará que más de uno que conoce, tras meter la pata o la mano, es posible que haya sido recompensado hasta con otro cargo más importante.

 Ya que es una práctica más que habitual en determinadas formaciones políticas, premiar los servicios prestados al partido, en vez de sancionarlos por traicionar al pueblo soberano.
Como bien saben, mis asiduas-os lectores, no me tiemblan los alamares de mis estilográficas, al expresar mi sentir y pensar, a través de esta ventana a la libertad, que me abre de par en par cada jueves El Faro (Grupo Información), sobre cualquier hecho realizado por cualquier miembro de las distintas formaciones políticas.
Por lo tanto, pienso, que instalar un monolito a la libertad de expresión en cualquier ciudad española, es una cantada al viento, porque la total libertad de expresión no es tan deslumbrante, clara y transparente como pregonan. Pero, allá cada cuál para interpretar y moldear subjetivamente la realidad política, social, económica y cultural existente en cada rincón de España cañí, ya que el que no se arrima a buena mesa política, no sale en la foto.

Por lo tanto, que cada cual conserve en un cofre herméticamente cerrado sus políticas cívicas, profesionales y humanas como pueda. Y más en los pueblos y ciudades pequeñas, donde se sabe todo y los entramados constituidos por depredadores y necios inquisidores con sus catervas de escribas, pregoneros y saltimbanquis, impiden por la proa, popa y a estribor que navegues en solitario. Y si no admites el redil que te marcan, lo tienes complicado en tu devenir diario, porque lo menos malo que te puede ocurrir, es que silencien tu voz censurándote veladamente.

Servidor de ustedes tiene claro que: –de mi hambre mando yo y de mi dignidad también–, por lo tanto no estoy sometido y ni sujeto a la disciplina de sigla alguna. Aunque, debo estar alerta permanentemente sin fiarme ni de la sombra de mi sombrero, porque cualquiera me la puede jugar, ya que si te resistes a pasar por el aro, te mandan recados de diferentes formas, y al menor descuido puedo durar menos que una pompa de mistol. Porque haberlos los hay que venden hasta a su madre, con tal de ponerse medallas y conseguir tratos de favor.

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