"Si la participación va más allá del 50 por ciento, será una nacionalización. Pero eso no es lo que estamos considerando", ha revelado el funcionario.
TEPCO es la operadora de la central de Fukushima-1, donde se ha desatado una emergencia nuclear como consecuencia del terremoto del pasado 11 de marzo. Desde entonces los niveles de radiactividad se han disparado en su entorno, lo que hace pensar que se podría haber producido una fusión de las barras de combustible de sus reactores.
Por su parte, la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha indicado que no tiene conocimiento de que el Gobierno de Japón planee inyectar fondos públicos en la entidad, tal y como ha publicado el diario nipón 'Mainichi', citando a una fuente gubernamental.
En este sentido, la eléctrica ha considerado que este no es momento para emprender una reestructuración de su organigrama, dadas las dificultades que afronta por la emergencia nuclear desatada en la central de Fukushima-1, cuya gestión está a su cargo.
El funcionario mencionado en el rotativo ha descartado que la participación vaya a superar el 50 por ciento, para evitar una nacionalización. Las acciones de TEPCO han comenzado a subir en torno al cuatro por ciento, tras conocerse el rumor.
TEPCO ESTUDIA POSPONER LOS TRABAJOS MENOS URGENTES EN FUKUSHIMA-1
La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha adelantado que podría posponer los trabajos menos urgentes en la central nuclear de Fukushima-1 para garantizar la seguridad de los operarios, que no cuentan con el número necesario de medidores de radiactividad.
El terremoto y el posterior tsunami del pasado 11 de marzo destruyeron la mayoría de estos aparatos, ya que actualmente solo funcionan 320 de los 5.000 habituales, según informa la televisión estatal NHK.
Así las cosas, solo los jefes de las cuadrillas cuentan con un medidor, lo que aumenta el riesgo de exposición del resto de trabajadores. De hecho, unos 180 han tenido que trabajar sin esta máquina durante todo un día.
Mientras los técnicos arreglan los aparatos, la eléctrica intentará llevar a Fukushima-1 los de otras centrales. Ahora, la principal amenaza es la elevada radiactividad, que podría proceder de la fusión de las barras de combustible de los reactores.