Cada año, desde mediados de julio hasta finales de agosto, la Tierra atraviesa una nube de polvo estelar y el cielo se llena de brillantes chispazos. Este fenómeno de lluvias estrellas fugaces es conocido como perseidas o Lágrimas de San Lorenzo por su vinculación con la mitología.
Hemos hablado de este asunto con Juan Antonio Fernández, presidente del Grupo Astronómico Portuense.
Para observar la lluvia de estrellas a lo largo de estos días, es recomendable alejarse de la contaminación lumínica que ahogan el brillo del cielo y buscar un lugar claro como la playa o el campo. La mejor noche para su observación ha sido la del 12 al 13 de agosto aunque la Luna, en fase creciente, dificulta la observación.