Detrás de las promesas de los consistorios de poner fin a esta morosidad, y detrás de las manifestaciones por sus constantes incumplimientos se esconden cientos de tragedias anónimas, que sufren día a día por sobrevivir cuando el grifo del dinero se les ha cortado por una irresponsabilidad de los que les pagan. Ellos, sin embargo, siguen dando un ejemplo a la sociedad manteniéndose día tras día en sus puestos de trabajo y cumpliendo con sus obligaciones.
El caso más flagrante en este momento es el del Ayuntamiento de Los Barrios, donde los trabajadores aún no han percibido las nóminas de agosto y septiembre, al igual que sucede con la bolsa de viaje de 300 euros correspondiente a este último mes, que tampoco se ha ingresado. Muchos de ellos sí han recibido un adelanto de 1.000 euros, correspondiente al mes de agosto que, en muchos casos, no ha servido para cubrir las urgencias económicas de sus familias.
Además de estos impagos, a lo largo del año se está incumpliendo el compromiso laboral del Ayuntamiento con los trabajadores en concepto de pago de servicios de ortodoncia, oftalmología, dietas o revisiones salariales, situación que está ampliando considerablemente la angustia por la que atraviesan muchas familias.
“Al que menos, se le deben 2.000 euros, pero hay trabajadores a los que se les adeuda hasta 6.000 euros”, aseguró ayer el secretario comarcal de la Federación de Servicios Públicos (FSP) de UGT, Manuel Andrades, que hace hincapié en que las situaciones dramáticas por la falta de liquidez la están sufriendo “muchísimos compañeros”.
Además esta situación, que se ve reflejada en una falta de pago acumulada de dos meses por parte del Ayuntamiento, se viene sufriendo en el caso de Los Barrios durante todo el año, cuando no ha faltado el mes en el que los trabajadores no hayan tenido que salir a la calle para reclamar sus salarios.
“Prácticamente ningún mes hemos cobrado antes del día 5”, señalaba un operario municipal barreño. “El problema es que te pones en números rojos, y luego el banco no entiende, y vienen los intereses. Yo le debe al banco 1.700 euros”, aseguraba a este diario un operario de limpieza.
Muchos de los afectados no quisieron dar sus nombres para este reportaje, ya que está muy extendido entre los trabajadores el miedo a ser represaliados en la reducción de plantilla que contempla el Ayuntamiento. Por ese motivo, hicieron un llamamiento enérgico al resto de compañeros para que secunden los encierros que llevan dos semanas protagonizando en la Casa Consistorial.
Otro municipio muy dañado por los impagos es La Línea, donde la falta de liquidez municipal para afrontar los salarios de los trabajadores se puso de manifiesto a finales del pasado año, cuando muchos empleados pasaron auténticas penurias en la Navidad. La situación, que se vio restablecida a principios de año, volvió a manifestarse en el pasado verano, y llega hasta hoy, cuando los empleados municipales aún no han percibido la nómina de septiembre y la media paga extra correspondiente al mismo mes.
La situación, lejos de ser menos alarmante, se agrava ante los constantes retrasos del Consistorio en el pago, lo que llevó consigo que los trabajadores no percibieran la nómina correspondiente al mes de agosto hasta finales del pasado mes. Por este motivo, el pasado miércoles, cumplido el día 5 sin recibir los ingresos, los sindicatos iniciaron un calendario de paros y movilizaciones de 9.30 a 10.30 horas.
“Quedan cinco pagas en lo que va de año, y ya veremos cómo llegamos a Navidad”, aseguraba un trabajador municipal que no quiso desvelar su identidad por miedo a sufrir represalias.
La crisis, sin duda, está teniendo su efecto en las arcas de los ayuntamientos, pero situaciones de impago como las que se viven en Los Barrios o La Línea tienen un efecto demoledor sobre los trabajadores, que sufren en el anonimato una situación de injusticia que se prolonga ya durante mucho tiempo. Algunos, por vergüenza, tampoco quieren dar a conocer los detalles de su situación, ya que en muchos casos tienen que recurrir a la familia, a los amigos o hasta a la caridad para comer. Su testimonio, el de cientos de afectados anónimos, es el de unas calladas víctimas que se ocultan detrás de las pancartas, pero que nunca han dejado de volver a su puesto de trabajo al día siguiente.
Abril se suma a la morosidad pública
Las empresas dependientes de la Administración pública también se están sumando a la situación de impago que en los últimos meses vienen sufriendo los trabajadores municipales del Campo de Gibraltar. Así sucede con la plantilla de los centros de menores gestionados por la coordinadora Abril los cuales manifestaron el viernes su malestar por la situación económica que vienen padeciendo y que es provocada por los continuos retrasos en el abono de sus nóminas y por las deudas salariales acumuladas, una situación que les está perjudicando en su vida diaria.
Este colectivo de trabajadores ha denunciado que, a pesar de las reestructuraciones de personal que se ha llevado a efecto por la dirección de Abril, bajo la justificación de mejorar la situación económica, su situación económica "no ha tenido modificación alguna", por lo que expresaron ayer su malestar ante la situación actual que se vive en sus centros laborales.
La plantilla de los centros de menores recordó que los retrasos en el abono de las nóminas son continuos desde al año 2007 y pusieron como ejemplo ilustrativo el hecho de que todavía se les adeuda parte de los salarios de agosto y el total del mes de septiembre.
Al mismo tiempo, los trabajadores de la coordinadora Abril denunciaron que la empresa no les ha abonado tampoco las pagas extra del pasado año ni del corriente.
Los retrasos en el abono de los salarios está repercutiendo de manera “sumamente negativa” en la economía familiar de estos trabajadores, a pesar del esfuerzo que están realizando habida cuenta de la escasez de personal provocada por la reestructuración de la plantilla.
Testimonios personales:
Juan Miguel García. 38 años. Operario de limpieza de La Línea: “He llegado a tener que acudir a la Iglesia para comer”
El caso de Juan Miguel refleja en toda su crudeza las consecuencias que el impago de las nóminas por parte de los ayuntamientos puede tener en las vidas de muchas familias. En su caso, se trata de una unidad familiar de siete personas, donde “el único sueldo que entra es el mío”.
En su caso, el efecto del retraso del pago del Consistorio linense ha sido demoledor: “el banco se lo ha quedado todo”, asegura, en referencia al ingreso efectuado la pasada semana de la nómina correspondiente al mes de agosto. Juan Miguel explica que parte de su familia ha tenido que dejar la unidad familiar ya que la situación era insostenible. “Mi hija, mi yerno y mi nieta se han tenido que ir a casa de mi consuegra porque ya no dábamos para más”, asegura.
El constante retraso, unido al impago de las nóminas en el día en curso ha vuelto a dejarle con el agua al cuello. “Ayer me gasté los últimos tres euros en el desayuno. A partir de mañana, los niños tendrá que ir al colegio sin el zumo y sin el bollo”. Las consecuencias a largo plazo de la situación que vive su familia son alarmantes, ya que no tienen dinero para arreglar el coche ni la obra del aseo e, incluso, “alguna vez he tenido que ir a la Iglesia para comer”.
Manuel Pérez. 43 años: operario de servicios múltiples de Los Barrios: “Voy tirando gracias a lo que me ayuda mi familia”
La situación de Manuel es similar a la que están arrastrando muchos trabajadores del Ayuntamiento de Los Barrios. “Es una situación muy difícil, porque vivo de lo que me da el banco, y el adelanto de los 1.000 euros se los comió el banco”, asegura. A pesar de que no tiene hipoteca, los gastos a los que tiene que hacer frente se les amontonan sin poder asumir el pago, una situación de la que está pudiendo salir “gracias a lo que me ayuda mi familia”. Además, tiene un hijo, y los gastos que representa el inicio del curso escolar suponen una dura cuesta, que logra superar “con dinero prestado”. “Cuando mi hijo, que tienen cinco años, ve un juguete y le digo que no se lo puedo comprar, él mismo me dice que claro, que hasta que no cobre”.
Juan Navarro. 47 años. Operario de jardinería de Los Barrios: “Con tres hijos, ni yo ni mi mujer tenemos aquí familia a quien recurrir”
La deuda del Consistorio barreño con Juan asciende a alrededor de 3.000 euros. Su situación es muy delicada, ya que “me tengo que mantener con tres hijos, con 500 euros que me quedan. Ya le debo al banco 115 euros, y la próxima semana me vendrán pagos de 311 y 140 euros”. Las estrecheces se hacen aún más patentes cuando “ni yo ni mi mujer tenemos aquí familia a quien recurrir”, como sí sucede en otros casos de empleados barreños que están siendo amparados por familiares. “Me he llegado a ver sin un céntimo, y con la tarjeta del banco y del Carrefour bloqueada por la devolución de recibos. A ver cómo se compra”, afirma, y reconoce que ha tenido que acudir a conocidos para que le presten dinero.