El primer ministro indicó que "en el peor caso", si la balsa finalmente sufre una nueva fractura, se podrían verter unos 500.000 litros del lodo cargado de arsénico, silicio y metales pesados.
El vertido ya ha inundado unos 40 kilómetros cuadrados en el suroeste de Hungría y ha causado la muerte a siete personas y heridas a unas 150.
El jefe del Gobierno habló de "situación dramática" e indicó que la evacuación de Kolontár se ha ordenado porque "podrían estar en peligro vidas humanas".
El mandatario recordó a los siete fallecidos y resaltó que no se puede "dejar que esto se repita".
Respecto al riesgo de que la contaminación llegue al Danubio en caso de una segunda oleada tóxica, Orbán aseguró que se dispone de las herramientas necesarias para que no afecte al segundo río más largo de Europa. "Estamos preparados para todo", dijo.
Respecto a la localidad de Devecser, que también se vio gravemente afectada el lunes, el primer ministro indicó que aún no se ha ordenado la evacuación, pero sí que todo está preparado para desalojar a los habitantes en caso de necesidad.
En cuanto a los responsables de la catástrofe, Orbán señaló que ya se ha abierto una investigación y prometió que "las consecuencias serán muy graves".
"La compañía pagará, no hay duda", dijo en referencia a la metalúrgica MAL, dueña de la balsa donde se produjo el vertido.