En una rueda de prensa antes de comenzar la cumbre, Geithner aseguró que “hemos logrado progresos pero todavía conservamos las cicatrices de la crisis” global padecida en los últimos dos años, por lo que el desafío de los líderes de las principales economías del mundo será “fortalecer el progreso económico”.
Según el secretario del Tesoro, “si el crecimiento va a ser sostenible, es necesario que los países actúen en consonancia para reparar los daños dejados por la crisis”. No obstante, reconoció que cada país presenta circunstancias distintas y por ello las fórmulas que debe aplicar para fomentar el crecimiento son diferentes.
Geithner se refería así a las discrepancias entre Estados Unidos, que había instado al resto de los miembros del G20 a no retirar aún las medidas de estímulo para evitar una vuelta a la crisis, y los países europeos, partidarios de poner el énfasis en la reducción de los déficit, a raíz de la crisis presupuestaria griega.
En este sentido, el secretario del Tesoro indicó que “vamos a llegar con diferentes actitudes, porque estamos en diferentes situaciones” pero subrayó que “es completamente apropiado” que países como España o Grecia tomen medidas “rápidas” para tranquilizar a los mercados.
En casos como el de Grecia o España “es muy importante que se muevan con mucha rapidez para demostrar a los mercados que tienen la voluntad de actuar”, agregó el secretario del Tesoro.
Pero, indicó, “si miramos al resto de las principales economías, se verá que tenemos mucho más en común de lo que tenemos diferente”, indicó Geithner, quien subrayó que las principales economías están de acuerdo en que “lo importante es atajar los desafíos económicos de la manera adecuada”.
Por su parte, el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, llegó ayer a la cumbre del G20 con la intención de reclamar transparencia en los mercados, defender el sistema español de supervisión financiera y exponer sus planes de austeridad ante el déficit, en línea con la estrategia europea.
La cumbre de Toronto (Canadá) comienzó ayer con una cena de trabajo de los líderes de las potencias económicas y de los principales países emergentes y España vuelve a participar en ella como invitada.