Lo que voy a contar ocurrió en junio de 1998. En esos momentos, Barbate todavía se sacudía los malditos estigmas creados por la puñetera lacra de la droga. El pueblo entonces sólo se nombraba, fuera de él, en los chistes del gran Chiquito de la Calzada. Una noche, en Madrid, tuve que enseñar mi DNI a un incrédulo para demostrar que el pueblo era real y no la capital de Chiquitistán, como pensaba el indocumentado individuo.
Me consta que este pasado fin de semana, muchos barbateños han compartido con orgullo las fotos del espectacular aspecto que presentaba nuestra maravillosa playa atiborrada de gente con motivo de la celebración de dos campeonatos de balonmano playa: la Copa de España y el Torneo Recortes de Mojama que, por méritos propios, se ha asentado en la élite de este deporte.
En la mitología griega, el ave Fénix se regeneraba con las cenizas de sus predecesores. Veinticinco años después de ese momento que he comentado antes, sigo presumiendo orgulloso de mi procedencia mientras contemplo, con suma satisfacción, como el ave Fénix, reencarnado en el pueblo de Barbate, remonta de nuevo su vuelo.
Pero el otro propósito de este artículo es el de resaltar, a mi modo de entender, la labor de algunas personas que han aportado sus valiosos granos de arena para ser partícipes de dicho resurgimiento.
En cuanto al balonmano playa, el éxito no me causa tanta extrañeza, la verdad. Son las consecuencias de tener en nuestro pueblo al mejor jugador del mundo, Don Tomás Ramírez Tirado. Sí, ya sé que ese nombramiento se realizó hace muchos años, pero, para mí sigue siéndolo. A las pruebas me remito, después de ver algunos vídeos de los partidos que Tomás ha jugado este fin de semana. Este crack incombustible es el padre deportivo de esa maravillosa generación de jugadores que paseó hace unos años el nombre de Barbate por todas partes.
Por otra parte, también quiero destacar a la organización del torneo Recortes de Mojama. Sobre todo, a la altruista labor que ejerce Miguel Cabello, siempre dispuesto a arrimar el hombro para ayudar a la merecida expansión de este campeonato.
Para continuar con mis particulares reconocimientos, me parece justo destacar el trabajo de un grupo de personas que trabajan en la sombra (y no con muchos medios), para contribuir a que nuestro pueblo, paso a paso, siga con su ascendente camino. Porque, aunque siempre lo ha tenido, Barbate posee mucho, pero mucho encanto. Y en eso tiene su parte (grande) de culpa esta asociación, ‘Por un Barbate con encanto’.
Un olé gigante para todas estas personas que tanto bien hacen a nuestro querido pueblo.