En el marco del Foro Europeo de las Industrias Culturales, que se celebra en Barcelona, ayer se presentaron las líneas estratégicas del Libro Verde de la Comisión Europea sobre este sector.
El documento, que trata de la internacionalización, la profesionalización y el desarrollo territorial, hace especial hincapié en fijar las fuentes de financiación y establecer un marco que regule la propiedad intelectual y la gestión de los derechos.
La directora general de Educación y Cultura de la Comisión Europea, Odile Quintin, dijo que el libro verde enfoca, de forma transversal y con el horizonte de 2020, los temas clave para crear un entorno empresarial capaz de promover una industria cultural, identificando los principales actores y teniendo en cuenta los efectos de la globalización y de la era digital.
Quintin, que recalcó que los desafíos de la informatización exigen inversión, especialmente en el ámbito de la I+D, ha subrayado que el talento creativo es un “activo inmaterial” que “no aparece en los balances” lo que dificulta poder pedir un préstamo a las entidades financieras, en un momento de escasez crediticia.
“Los creadores y la banca se tienen que entender mejor”, afirmó la directora general.
Para la presidenta de la Comisión de Cultura del Parlamento Europeo, Doris Pack, uno de los retos esenciales es crear vías de financiación adecuadas para la industrial cultural europea, en su mayor parte formada por pymes “subcapitalizadas”, y fijar un nuevo marco regulador y fiscal.