El iceberg de 2.500 kilómetros cuadrados se desprendió a principios de este mes del glaciar Mertz, una lengua flotante de hielo de 160 kilómetros en el Océano Antártico. La colisión ha dividido en dos la lengua que drena hielo de la vasta capa en el este de la Antártida.
"La división en sí no está directamente vinculada con el cambio climático sino que está relacionada con los procesos naturales que ocurren en la capa de hielo", declaró Rob Massom, un destacado científico de la División Antártica Australiana y el Centro de Investigación Cooperativo sobre Ecosistemas y Clima Antártico, con sede en Hobart, Tasmania.
Ambas organizaciones, junto a científicos franceses, han estado estudiando grietas gigantes en la lengua de hielo y vigilado la colisión al estilo de un parachoques de un segundo iceberg, el B-9B.
Este pedazo de hielo de 97 kilómetros es un remanente de un iceberg de más de 5.000 kilómetros cuadrados que se desprendió en 1987, convirtiéndose en uno de los icebergs más grandes de los que se tiene registro en la Antártida.
El iceberg del glaciar Mertz está entre los más grandes de los últimos años. En el 2002, un iceberg de unos 200 kilómetros se escindió de la capa de hielo Ross de la Antártida. En el 2007, un iceberg del tamaño de Singapur se desprendió del glaciar Pine Island en la Antártida Occidental.
Massom dijo que la división en la lengua de hielo y la presencia de los iceberg Mertz y B-9B podría afectar a la circulación oceánica mundial.
La zona es importante para la creación de agua salada y densa que es clave en la circulación oceánica mundial. Esto se produce en parte por la rápida producción de hielo marino que el viento lleva continuamente hacia el oeste.
"La eliminación de esta lengua de hielo flotante podría reducir el tamaño de la zona de aguas abiertas, lo que podría ralentizar la tasa de producción de salinidad en el océano y la tasa de formación de agua de fondo de la Antártida", dijo.
El científico indicó que había riesgo de que ambos icebergs se quedaran varados en bancos de arena, interrumpiendo la creación de la agua densa y salina y la cantidad que se hunde al fondo del océano.
Los océanos actúan como un volante gigante para el clima del planeta, alternando el calor a lo largo del globo a través de las miles de corrientes por encima y debajo de la superficie.