Decenas de familiares y vecinos se reunieron este viernes frente a la guardería de la pequeña y tranquila población de Uthai Sawan, el noreste de Tailandia, donde la víspera un expolicía mató a 22 niños y a una quincena de adultos, en una de las peores matanzas del país.
Los desconsolados familiares de las víctimas acudieron hoy a una ceremonia organizada a escasos metros del centro infantil, entre una procesión de políticos, donde los funcionarios del Ministerio de Justicia les tomaban datos uno a uno.
La triste procesión de padres, madres, abuelas y otros familiares directos de los asesinados se juntaba a los llantos desgarrados y rostros de desolación mientras aguardaban estoicamente a su turno.
“Se trata de aportar evidencias para certificar que son familiares de uno de los fallecidos” en la matanza del jueves, apuntó a Efe una funcionaria de Justicia sentadas frente a una pila de papeles.
Este ministerio aporta un fondo de compensación de 110.000 bath (unos 2.940 dólares o 3.000 euros) por fallecido, excluido el asaltante.
“No sé cómo el gobierno le pone precio a la vida de una persona”, comentó con amargura a Efe Vimol Sootfanpitak, mientras abrazaba un oso de peluche y un dinosaurio de plástico, algunos de los juguetes preferidos de su sobrino de 3 años asesinado ayer.
Los cuerpos sin vida de los fallecidos están siendo trasladados desde el Hospital Nong Bua Lampu, a unos 60 kilómetros al este de la pedanía golpeada por la tragedia y capital de la homónima provincia tailandesa.
Está previsto que el primer ministro de Tailandia, Prayut Chan-ocha, visita a los familiares y les de un nuevo fondo, procedente de su oficina, para después desplazarse al citado hospital, donde recibirá al rey de Tailandia, Vajiralongkorn.
El primer ministro dio la instrucción de que todas las banderas de edificios del Gobierno permanecerán a media hasta durante todo el día de hoy en señal de duelo.
El autor de la masacre ha sido identificado como Panya Kamrab, un expolicía de 34 años que fue expulsado del cuerpo por posesión de drogas y que al parecer estaba bajo los efectos de estupefacientes cuando realizó la matanza.
El exagente abrió fuego alrededor del mediodía del jueves en el interior de una guardería, donde mató a una treintena de personas, incluidos una veintena de niños, usando tanto una pistola de 9 mm que poseía legalmente como un cuchillo.
Entre las víctimas mortales en la guardería, que acogía a niños desde los dos años, hay una maestra que estaba embarazada, mientras que 15 personas han sido heridas, 8 de ellas de gravedad.
Tras la matanza en la guardería, el autor se dirigió a su casa, donde asesinó a su mujer e hijo y se suicidó.
El comisario de la Policía, Damrongsak Kittiprapas, indicó ayer que el autor del ataque, inmerso en un juicio por posesión de drogas y expulsado de la policía, "probablemente estaba estresado y con alucinaciones (por el uso de Yaba o metanfetamina)".
Los tiroteos en Tailandia son raros, pero en 2020 un soldado mató al menos a 29 personas e hirió a 58 en un incidente que se desarrolló en varios lugares, incluido un campamento militar y un gran centro comercial en la provincia nororiental de Nakhon Ratchasima.
El mes pasado, un militar mató a tiros a dos colegas e hirió a otro en la Escuela de Guerra del Comando de Entrenamiento del Ejército en Bangkok.
La matanza perpetrada en Uthai Sawan es una de las más graves registradas en un centro escolar en el mundo, al margen de conflictos armados o ataques terrorista.
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Familiares lloran a las víctimas de la matanza en la guardería de Tailandia
La triste procesión de padres, madres, abuelas y otros familiares directos de los asesinados se juntaba a los llantos desgarrados
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