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Miércoles 27/11/2024
 

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El balance demoledor de las migraciones en 2021

Y muertes, muchas muertes. Este año hemos contabilizado 2.126 víctimas en nuestra Frontera Sur, 400 más que el año pasado

  • El demoledor balance de las migraciones en 2021. -
  • Como sociedad democrática no podemos permitirlo, no podemos permanecer impasibles

Acabamos de presentar la APDHA el Balance Migratorio correspondiente al año 2021 (https://www.apdha.org/wp-content/uploads/2022/02/Balance-migratorio-Frontera-Sur-2021-web.pdf), que ofrece unos datos, de nuevo, demoledores.

La otra gran conclusión del Balance Migratorio es que, efectivamente, las políticas de fronteras que aplica nuestro gobierno son ineficaces para el objetivo de impedir las migraciones. Pero sin embargo son extraordinariamente eficaces para provocar muerte y sufrimiento

Si tuviéramos que destacar algunos elementos del Balance, una primera cuestión que resalta es que, pese a que cada vez se dedican más medios para rechazar a otros seres humanos para reforzar y endurecer las políticas migratorias de guerra contra los migrantes, lo cierto es que han fracasado estrepitosamente. Porque en efecto si el año pasado llegaban a España por su Frontera Sur (Baleares, levante, Andalucía, Ceuta y Melilla e Islas Canarias) 41.861 personas, este año lo han hecho 56.833.

Pese a todo,no nos engañemos, son cifras que podrían ser perfectamente asumibles para un país como el nuestro con 47 millones de habitantes. Y no olvidemos que la principal entrada de personas migrantes no es por la frontera sur.

Entonces ¿porqué dedicar tantos recursos, dinero y esfuerzos en un objetivo condenado al fracaso como demuestran año tras año las cifras del seguimiento que hace la APDHA? ¿No sería mejor dedicar esos recursos a gestionar los flujos migratorios de forma generosa y buscando el mutuo beneficio entre los países de donde salen los migrantes y nuestro país y Europa?

A mi modo de entender hay dos cuestiones que perpetúan la aplicación de estas inútiles políticas de rechazo y represión. Por un lado, nuestros gobernantes, tanto aquí como en Europa, han construido un mito de la necesidad de cerrar las fronteras en la equivocada creencia de que, de lo contrario,sufriremos una imparable invasión. Y en eso además se encuentran cómodos con las soflamas y los bulos sobre este tema que vomita de la ultraderecha.

Pero, por otro lado, hemos demostrado que esta política está al servicio de poderosas empresas y lobbies que están accediendo a presupuestos impresionantes para reforzar y militarizar las fronteras. De ahí que presionen todo lo que pueden (y pueden mucho) para que continue este chollo

La otra gran conclusión del Balance Migratorio es que, efectivamente, las políticas de fronteras que aplica nuestro gobierno son ineficaces para el objetivo de impedir las migraciones. Pero sin embargo son extraordinariamente eficaces para provocar muerte y sufrimiento.

Sufrimiento por las continuas y tremendas violaciones de derechos humanos que nuestro país ejerce sobre las personas que quieren migrar, obligándolas a trayectos e itinerarios cada vez más peligrosos, tratándolas como delincuentes y no ofreciéndoles unas condiciones de acogida dignas.

Y muertes, muchas muertes. Este año hemos contabilizado 2.126 víctimas en nuestra Frontera Sur, 400 más que el año pasado. Y esas son tan sólo las que hemos podido contabilizar. Personas con proyectos, con ilusiones, con hijos e hijas, con madres y hermanos. Todas hundidas en el mar, por las políticas de fronteras del gobierno. Muchas más muertes que en accidentes de tráfico. 12.208 muertos desde que hacemos seguimiento el 1 de noviembre de 1988 cuando naufragó la primera patera en Tarifa.

¿Puede una sociedad democrática permitir y permanecer insensible ante esta mortandad, sin pervertirse y degradarse? Creemos que no. Es a partir de esa indiferencia cuando se construyen los discursos de odio, y crece la influencia de quienes dividen y fracturan a nuestra sociedad naturalizandoademás la mentira y el bulo más infame.

Como sociedad democrática no podemos permitirlo, no podemos permanecer impasibles.

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