El concepto de carroñero político adquiere siempre un despreciable protagonismo ante situaciones que se viven a nivel nacional, donde el sufrimiento se comparte ante la crueldad de dichos actos. El caso de Esther López es uno de esos asesinatos que hemos sentido como nuestros, que hemos seguido a través de los medios -este es otro tema que abordar- y en el que hemos mantenido la esperanza hasta el último momento.
No ha sido el primero y, por desgracia, no será el último que vivamos de estas características, sobre todo si no centramos bien el enorme trabajo que aún queda por hacer en este país. El cuerpo encontrado sin vida de Esther López en Traspinedo (Valladolid) ha sido otro golpe doloroso para toda la sociedad española, un tremendo mazazo para una familia que llevaba 25 días de búsqueda incansable desde aquel fatídico 12 de enero en el que denunciaron su desaparición.
Con tan sólo 35 años, le arrancan la vida en un ASESINATO MACHISTA y es inimaginable e indescriptible el calvario que sus familiares han tenido que soportar, sobre todo con este desgarrador desenlace. Otra mujer más que pierde la vida en manos de un asesino, en una sociedad en la que ser mujer conlleva un mayor riesgo de ser asesinada por el simple hecho de serlo. Mientras tanto, los políticos se debaten en esa lucha de poder para sacar tajada, centrándose más en las consecuencias que en los cimientos fundamentales, en la base que proyecta esta sociedad carente de equidad, donde esa igualdad es utilizada con fines particulares y partidistas con mensajes vergonzosos lleno de justificaciones absurdas y efímeras, hasta la próxima muerte.
Las consecuencias machistas solo son una parte importante del problema, y como en el caso de Esther López, la consecuencia final, pero aún hay miles de mujeres sufriendo esta lacra y aterradas ante tanta violencia. Los asesinatos machistas se trabajan todos los días del año, no sólo en estos momentos de impacto y se debe abordar en todos los contextos sociales, familiares, laborales y personales. Hoy es tarde para Esther López. Mi más sincero pésame.