En Huelva llevamos unos años hablando insistentemente sobre tsunamis, recordando aquella inmensa ola que arrolló a esta ciudad el 1 de noviembre de en 1755 y que se cebó especialmente con las localidades costeras, dejando tras de sí miles de vidas que perecieron a merced del desconocimiento y la falta de información ante catástrofes de estas magnitudes. Vivir en zonas cercanas al mar tiene ventajas propias asociadas al clima, pero la historia nos da información suficiente para temer, en cierta medida, los peligros e inconvenientes que conlleva, algo que no podemos obviar y que debemos tener presente y sobre todo, dentro de nuestras posibilidades, estar preparados.
Según los expertos en esta materia, Huelva volverá a vivir otro tsunami. Es un hecho que debemos asumir y al que debemos dar una mayor importancia para evitar mayores consecuencias. Hace unos días se realizó un simulacro ante un supuesto tsunami en el que participaron más de un millar de efectivos de cuerpos de seguridad y protección. Un ejercicio de respuesta integral simulada muy necesario y la vía más cercana a la realidad en la que desde la práctica se pueden generar infinidad de situaciones a considerar y analizar para futuros incidentes de este calibre. Pero dicho simulacro parece haber pasado de puntillas sobre los ciudadanos, que desde mi perspectiva, deberían haber sido parte activa del ejercicio o en su defecto, tener una mayor información de cuanto se acontece durante su desarrollo, teniendo en cuenta que son la clave fundamental de todo este entramado puesto en marcha y los objetivos fundamentales, que no son otros que salvar sus vidas.
Pero la información, vertida desde todos los medios informativos, pasa casi desapercibida y como una mera anécdota ajena a la población, que ya sabemos que requiere de una mayor atención, formación e información y con indicaciones más exhaustivas. Casi con sorna, se habla de dicho simulacro sin ser consciente de una realidad tan evidente, según los expertos, que deberíamos asumir como un ejercicio anual preventivo, así como una mayor concienciación en la que todos y cada uno de los onubenses supiéramos qué hacer para afrontar una gigantesca ola, que esperamos nunca llegue.