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Bono Casa, Bono Cultura: Bono Voto

Sol Cruz-Guzmán, arquitecta y diputada nacional por Sevilla por el PP, reflexiona sobre los bonos que ofrece el Gobierno y su electoralismo

Publicado: 07/10/2021 ·
23:25
· Actualizado: 07/10/2021 · 23:25
Autor

Sol Cruz-Guzmán

Arquitecta de profesión por la ETSA Sevilla. Diputada por Sevilla en el Congreso de los Diputados

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Cámara Baja es un espacio en el que se trata la actividad política en el ámbito local, regional y nacional

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Es una realidad inapelable, nuestros jóvenes están pasando por una situación crítica. Ya lo vivimos en el fin de la era Zapatero cuando más de 700.000 jovenes, ingenieros, arquitectos, médicos, albañiles o transportistas, tuvieron que salir de nuestro país para poder desarrollar su actividad profesional. Hoy, España sufre un intolerable desempleo juvenil de cerca del 40% y los jóvenes se han convertido en un colectivo en riesgo de pobreza, según el último informe “Juventud en España” de Pablo Simón. Parece que el CIS ha detectado que es en esta  franja de edad donde se puede mover el voto en España, y un tsunami de medidas populistas son anunciadas por el Gobierno para este sector de la población. Medidas que lejos de solucionar el problema, se quedarán como un relámpago informativo recogido en un titular.

Y claro que hay que ayudar a los jóvenes en el importante paso del acceso a la vivienda, pero, para eso, es imprescindible tener un ambicioso plan de vivienda para incrementar el parque público de vivienda, tanto en compra como en alquiler, proyecto en el que el Ministerio y el Gobierno, ni está, ni se le espera. O desarrollar programas de rehabilitación de viviendas para jóvenes o el impulso de créditos y avales que hagan posible su emancipación.

Donde se tendría que hacer un esfuerzo por parte del Gobierno es en medidas que favorezcan la incorporación de los jóvenes al mercado laboral. Facilidad para el desarrollo de prácticas profesionales así como una revisión de su remuneración. Sería más efectivo pagar los seguros sociales de estos jóvenes en una empresa y que comenzaran a trabajar. Que sean ellos los que decidan dónde y cómo vivir.

Al bono alquiler se le ha sumado el bono cultural. Este tipo de propuestas son positivas para impulsar sectores económicos deprimidos en unas circunstancias determinadas y buen resultado ha dado en otras áreas como los plan renove en el ámbito automovilístico.

En el caso de la cultura, cualquier apoyo es necesario. Ha sido uno de los sectores que más ha sufrido la pandemia con cierres generalizados y limitación de aforos. Pero si el objetivo es ayudar al impulso de las empresas culturales, ¿por qué limitarlo a los nuevos votantes recién salidos del horno? Es ciertamente bochornoso el descaro electoralista de la medida. ¿Por qué no focalizar también la medida en los mayores, los que más han sufrido en la pandemia y que disfrutan de mayor tiempo libre? ¿De verdad alguien piensa que con 190 millones de euros repartidos entre todos los sectores culturales, artes escénicas, audio visuales, museos, cines, videojuego, va a resetear alguno de ellos?

De las medidas anunciadas, se sabe poco, muy poco. Ni de qué Ministerio saldrá el dinero, si vendrá de Europa o del bolsillo de los españoles. Ni cómo se van a tramitar, ni qué servicios culturales se podrán consumir. Lo que sí ha adelantado el Gobierno es que la Tauromaquia no entrará entre las actividades culturales. Una nueva dosis de sectarismo totalitario al que no me termino de acostumbrar.

Este sistema de gratuidad en esta franja de edad, los jóvenes a los que tanto nos cuesta que asuman el valor de las cosas, donde no hay sistema pedagógico que les haga reflexionar que la nevera no se llena por arte de magia o que la luz que se dejan encendida cuesta más que unas vacaciones, quitará valor a unas de las actividades que no tiene precio, la cultura. Pero ¿qué padre ha conseguido que su hijo lea un libro con una recompensa económica? ¿Qué joven ha ido al teatro o a la ópera o a un concierto a golpe de chequera? Sólo espero que la juventud española mejor formada de la historia sea capaz de vislumbrar el corte electoralista de estas medidas y que sepa exigir políticas que resuelvan sus problemas.

Que ni el bono casa, ni el bono cultura, ni el bono nada sirva para comprar la independencia de quienes son el futuro de nuestro país. Mientras, el resto de los españoles consumamos cultura, porque los profesionales de la cultura nos necesitan, porque les necesitamos.

Porque el ejemplo vale más que mil bonos juntos.

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